Bruselas y Yakarta sellaron un tratado de libre comercio que evoca una “nueva era” en las relaciones del bloque europeo con el sureste asiático en un gesto de diversificación frente a la guerra comercial desatada por Estados Unidos. Indonesia espera un alza del 60% en exportaciones durante la fase inicial del acuerdo, mientras la Unión Europea (UE) sigue buscando socios alternativos a Washington.
La Unión Europea (UE) e Indonesia alcanzaron este martes 23 de septiembre en Bali un histórico acuerdo de libre comercio tras casi 10 años de negociaciones, marcando un hito en sus relaciones económicas en medio de un escenario global marcado por tensiones arancelarias impulsadas por Estados Unidos.
El pacto, conocido como Acuerdo de Asociación Económica Integral (CEPA, por sus siglas en inglés), fue firmado por el comisario europeo de Comercio, Maros Sefcovic, y el ministro indonesio de Asuntos Económicos, Airlangga Hartarto, en una ceremonia en la isla turística de Bali, en presencia de delegaciones de ambos lados.
“Estamos enviando un poderoso mensaje al mundo: la UE e Indonesia estamos unidos en nuestro compromiso por un comercio internacional abierto, de beneficio mutuo y basado en las reglas”, declaró Sefcovic tras la firma, vestido con una camisa batik, tradicional del país asiático.
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El corazón del acuerdo es la eliminación de aranceles de hasta el 98,5% del valor total de los intercambios, una medida que se espera facilite la entrada de productos indonesios al bloque europeo y dará garantías regulatorias a las inversiones comunitarias en la mayor economía del Sudeste Asiático.
Contexto marcado por la presión de Washington
La firma llega en un momento de crecientes tensiones comerciales con la primera economía del mundo, Estados Unidos. El presidente estadounidense Donald Trump impuso un arancel del 19% a las importaciones indonesias que ingresan a su territorio, mientras que con la Unión Europea pactó un gravamen del 15% criticado dentro del propio bloque.
Bruselas, en contraste, ha buscado expandir su red de socios para reducir la dependencia de Washington, su estrategia no se ha hecho debajo de la mesa y, en cambio, ha sido encabezada por la jefe de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, quien ha invitado a los 27 países a estrechar lazos comerciales con “nuevos socios”.
“La guerra arancelaria de Trump aceleró la conclusión de este acuerdo. Indonesia necesita mercados alternativos en Europa y la UE necesita nuevas rutas para penetrar en Asia”, explicó a la agencia de noticias AFP Bhima Yudhistira Adhinegara, director ejecutivo del Centro de Estudios Económicos y Legales de Yakarta.
Lo que está en juego
El pacto cubre bienes, servicios e inversiones, y contempla una estrecha cooperación entre autoridades aduaneras para simplificar las operaciones. Para Indonesia, el acuerdo representa una oportunidad clave: es uno de los mayores exportadores mundiales de níquel, mineral estratégico para la industria de vehículos eléctricos en Europa, además de café, textiles, muebles y calzado.
Pero además, el archipiélago, de 280 millones de habitantes, confía en que la apertura estimule su sector exportador y beneficie a unos 5 millones de trabajadores.
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De izquierda a derecha: el presidente de Argentina, Javier Milei, el presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, se paran frente a los fotógrafos para una foto durante la Cumbre del Mercosur en Montevideo, Uruguay, el viernes 6 de diciembre de 2024.AP – Matilde Campodonico
Del otro lado, los europeos obtienen acceso preferencial a un mercado en expansión y un marco de seguridad regulatoria para inversiones que ya superan los 25.000 millones de euros, con fuerte presencia en los sectores químico, farmacéutico, inmobiliario y de servicios.
Von der Leyen, aseguró que este estrechón de manos era el inicio de una “nueva era” para ambas economías, destacando que ofrecerá estabilidad en el suministro de materias primas esenciales.