Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), la tasa de pobreza en el primer trimestre de este año cayó drásticamente frente a los periodos anteriores y, ahora, menos de diez millones de personas están en esta condición. Mientras el Gobierno celebra, hay otros que cuestionan la medición.
Mientras las cifras de pobreza aparecen en declive en las pantallas del departamento de estadística argentino, en las calles de Buenos Aires, la sensación es otra.
“Mucha gente se salta comidas. Conozco muchos casos. Toman mate, sobre todo si tienen hijos, porque el presupuesto no les alcanza. Hay gente que ya no come carne”, dijo a la agencia Reuters Estela Maris Mansilla, una vendedora en un mercado local.
También refleja una caída de 21,3 puntos con relación a la primera mitad del año pasado, cuando el índice se había disparado al 52,9%, el nivel más alto desde 2003, atribuido en ese entonces a las medidas de choque implementadas por el presidente Javier Milei para enderezar la economía.
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Mientras tanto, la tasa de indigencia se ubicó en la primera mitad del año en el 6,9%, 1,3 puntos por debajo del semestre anterior y 11,2 puntos más baja en su la comparación interanual. En números absolutos, 2,1 millones de personas están en esta condición.
El Gobierno, que viene aplicando un drástico plan de ajuste económico desde su inicio a finales de 2023, celebró la mejora de los indicadores sociales que, entre otros, también se ha notado en la disminución de la tasa de inflación desde un 289,4% interanual en abril de 2024 al 39,4% en junio pasado.
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¿Las cifras muestran la realidad?: el diablo está en los detalles
El cálculo oficial tiene ciertas limitaciones como, por ejemplo, que solo incluye a los 31 centros urbanos más poblados del país, lo que abarca a 29,9 millones de personas, sobre una población total de más de 45 millones de personas.
Además, el Indec mide la pobreza solo en base a los ingresos declarados por los hogares que conforman su muestra y no a los ingresos reales. También tiene en cuenta si éstos alcanzan o no para acceder a la canasta básica de alimentos y servicios, cuyo valor varía cada mes por la inflación.
Indec señala que la pobreza bajó porque durante la primera mitad de 2025 el ingreso familiar aumentó en promedio un 26,3% respecto al semestre anterior, por encima del alza del 12,3% en el valor de la canasta básica de alimentos y servicios.
El Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica emitió un comunicado este jueves en el que cuestiona ciertos aspectos de la metodología del Indec de medición de la pobreza por ingresos.
Sin desconocer que se evidencian mejoras, corresponde advertir que los datos oficiales sobrerrepresentan la magnitud del alivio social
Por su parte, el Centro de Economía Política Argentina (CEPA), destacó que el peso de los servicios y el transporte en la estructura de consumo del Indec «está muy por debajo de su peso real actual» por lo que un cambio “no se refleja adecuadamente” en la medición oficial.
Como consecuencia, una mayor cantidad de hogares aparece por encima de la línea de pobreza, incluso cuando sus ingresos no han tenido un crecimiento significativo en términos reales
En la medición oficial tampoco se incluyen, según el CEPA, los gastos de alquiler, a pesar de que el 40% de la población no tiene un techo propio y arrendar una vivienda se puede llevar el 64% de un salario mínimo.