Junto a la piscina, estalla una pelea a bofetadas. Dos miembros del reparto, a quienes no les basta con intercambiar insultos, se empujan uno contra el otro con el fervor de una pelea de patio de recreo. La pantalla de la cámara rebota y el productor corre a grabar.

Es 1999, y los jugadores están produciendo la última temporada del reality show de moda, The Crush House. El trabajo incluye elegir al reparto, captar el drama y, sobre todo, satisfacer a la siempre cambiante audiencia para mantener el programa al aire. Si fracasas, te cancelan, en el sentido más “tradicional” de la palabra.

Hasta 2024, el papel de “productor de telerrealidad” era el de un héroe de videojuego poco explorado. Con The Crush House, la directora, Nicole He pone fin a esa tendencia. En parte sátira, en parte carta de amor a la salvaje industria de la telerrealidad y un camarógrafo en primera persona, su lanzamiento previsto para finales de este año, promete ser un forma diversidad y crítica de explorar el género.

Aunque Crush House no el único título con tintes de telerrealidad que ha causado sensación esta semana. Tras su lanzamiento el Día de los Inocentes, Content Warning, un juego de terror cooperativo que consiste en grabar a tus amigos para intentar convertirse en viral, consiguió más de 200.000 jugadores simultáneos.


Ilustración de un control de consola azul superpuesto a un close up de los ojos cerrados y la nariz de una persona

El dispositivo periférico para consolas GameScent, impulsado por IA, le da un nuevo significado a los olores en los videojuegos. También es posible que te cause un poco de dolor de cabeza.


“Cuando la gente habla de la telerrealidad, sobre todo los hombres, por la forma en que hablan de ella; no la aprueban de todo corazón”, afirma He. Lo ven con sus amigas de forma irónica o lo consideran un placer culpable. “Creo que esto es así en general para muchos medios considerados como ‘intereses femeninos’. No se toma en serio, aunque mucha gente se involucre en estas cosas de forma crítica”.

La telerrealidad puede ser un terreno muy fértil para los desarrolladores de videojuegos. En su estado actual, es un medio unidireccional: los productores lo hacen y el público lo ve. Pero ese público también interactúa mucho con él. En X o en chats de grupo abundan las teorías sobre el drama tras bambalinas. Si títulos como Crush House pueden poner a los jugadores en la cabina de control, podrían aprovechar a la serie de jugadores deseosos de participar de una nueva forma. Incluso Content Warning, que no se basa en telerrealidad propiamente dicha, pero sí en capturar la realidad para hacerla viral, ha demostrado que abunda la curiosidad en este tipo de juegos.

Originalmente, He concibió Crush House como un Terrace House, una oda a la serie de Netflix de 2015 que ofrecía una versión más suave y con menos riesgos del drama al estilo de Real World. Nadie se peleaba a puñetazos, ni tenía cuentas secretas de cotilleos, ni aventuras que se convirtieran en escándalos nacionales; solo había fricciones cotidianas que surgen de la convivencia con desconocidos. El primer prototipo de Crush House tenía un tono similar: gente relajada viviendo junta en una casa y buscando la forma de llevarse bien, “pero descubrimos que era aburrido”, comenta.

Por Agencias

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