En México se producen diariamente 86,343 toneladas de basura, de las cuales nueve mil son botellas de PET. Con estos alarmantes hechos, nos resulta sumamente importante que científicos como Sandra Pascoe Ortiz, profesora investigadora en la Universidad del Valle de Atemajac, en Guadalajara, dedique su tiempo en inventar una alternativa sostenible a los plásticos tradicionales.

Tras varios años de investigación, la ingeniera química logró desarrollar un plástico 100% natural y biodegradable a partir del nopal, convirtiéndose así en un referente internacional para la industria amigable con el planeta. Hablamos con la doctora Sandra Pascoe, la responsable de convertir un símbolo nacional en un bioplástico que cambiará el mundo.

Creadora del primer bioplástico a partir del nopal.UNIVERSIDAD DEL VALLE DE ATEMAJAC

¿Cuándo empezó tu interés por la ciencia?

Desde que yo era niña me ha gustado la parte de las ciencias naturales, yo recuerdo que cuando iba al campo o pasaba con mi familia un día de pícnic en la naturaleza, siempre recolectaba hojitas, piedritas, todo ese tipo de cosas que habían en el ambiente. Lo recolectaba todo, lo llevaba a la casa, lo observaba. Definitivamente desde ahí nació mi inquietud por las ciencias naturales.

¿Por qué sentiste la necesidad de descubrir un plástico biodegradable?

Se podría decir que mi amor por la naturaleza me ha orillado a esto… Cuando termino mi carrera, me voy a trabajar a un laboratorio ambiental en la Ciudad de México y mi actividad consistía en sacar muestras de agua residual, de aire, de todos esos diferentes elementos que tiene que ver con el medioambiente. Ahí me di cuenta del gran problema ambiental que había en ese entonces; muchos desechos en aguas residuales, en el aire, etcétera. En ese momento me incliné por la rama de la ecología.

Como anécdota, cuando quise estudiar mi maestría fui al Centro Universitario de Ciencias Exactas y de Ingenierías de la Universidad de Guadalajara, a tratar de ingresar a la maestría de Ingeniería Química, y durante la entrevista ellos me preguntaron, que en qué áreas me gustaría colaborar, a lo que yo afirmé que me gustaría trabajar con algún plástico que fuera biodegradable; fue ahí cuando el doctor que me estaba entrevistando me dijo algo que me resultó muy curioso, “no, los plásticos biodegradables ya están muy estudiados”. Esto fue alrededor del año 1997. Desde finales de los años 90 traigo esta inquietud, y ahora 20 años después, por fin, lo estoy llevando a cabo.

¿Cómo llegaste a descubrir este plástico biodegradable?

La idea surgió de unos estudiantes, pero ellos se decepcionaron rápidamente porque no obteníamos resultados inmediatos, entonces, me comentaron que querían dejar el proyecto, sin embargo, me dije yo misma, “esto se puede hacer” y continué con el proyecto con un nuevo grupo de estudiantes.

Así que, en resumen, han sido ya varios años de trabajo, pero también de investigación, de experimentos, de probar diferentes maneras. Aunque ahora ya tenemos el material probado y acorde a las características de un plástico.

¿Cómo funciona la biodegradabilidad de este producto y cuánto tiempo tarda en descomponerse en los diferentes escenarios que han probado?

La biodegradabilidad consiste básicamente en que las bacterias propias del suelo o de algún medio se encarguen de degradar el material, de descomponerlo y de aprovecharlo en su metabolismo.

El material que hemos logrado desarrollar, si lo pones en un medio adecuado, como una composta, tarda en biodegradarse dos semanas, ya que por la misma acción de los microorganismos se empieza a hondear y a desaparecer. Se integra porque son compuestos naturales, vienen de plantas, no son tóxicos y llegan a incorporarse por completo al proceso de degradación en la composta.

También lo hemos dejado a ras del suelo, a la intemperie, y ahí tarda alrededor de tres meses. Es un proceso más lento porque depende de la humedad del ambiente, de la acción del sol y de los microorganismos que estén presentes o no en la tierra. Y como también absorbe cierta cantidad de agua, lo hemos dejado disolver en ella. Ahí, depende también mucho de la temperatura del líquido, cuando es una temperatura relativamente alta, 60 grados por ejemplo —y bueno depende también del tamaño de la muestra—, en pocos minutos ya está disuelto. Pero dejándolo en la naturaleza tarda un poco más. Hemos realizado ya una prueba en el mar y sí, surge cierto deterioro, aunque hemos tenido muestras que han durado más de un mes, las propiedades mecánicas sí las pierden, pero sigue existiendo una cierta cantidad de material, entonces creemos que también tardaría alrededor de unos tres meses en disolverse completamente.

Ingeniera química por la Universidad de Guadalajara, tiene doctorado en Ciencias en Biosistemática, Ecología y Manejo de Recursos Naturales y Agrícolas por la misma universidad.UNIVERSIDAD DEL VALLE DE ATEMAJAC

¿Qué materiales podría reemplazar?

Hay que recordar que el plástico tiene un sinnúmero de materiales diferentes con diversas características, unos son más flexibles, otros son más rígidos, algunos tienen mucha resistencia, otros son poco resistentes. Este material tiene baja resistencia, no adquiere la misma dureza que muchos otros materiales que conocemos como plásticos, aunque sí expresa cierta flexibilidad y elasticidad.

Teniendo en cuenta esto, hemos visto que puede servir para sustituir algunos empaques, muchos envoltorios, varios tipos de bolsas también, pero bolsas que no necesiten llevar tanta carga, que no soporten mucho peso, bolsas livianas para medicamentos, una cierta cantidad de alimentos secos, cereales, etcétera. 

El problema que tenemos es que para que tenga más resistencia necesitamos un espesor más grande, más grueso, tendríamos que utilizar más material y eso encarece el producto. Por esta razón estamos buscando otro tipo de aplicaciones que cumplan con las características que aporta y que tenga un cierto valor agregado asequible para las personas, porque siendo realistas, ¿quién va a pagar tanto dinero por una bolsa desechable? Si te cuesta tres o cinco veces más, nadie va a pagar eso.

¿Podrías contarnos sobre tus investigaciones actuales?, ¿qué ramas tocan?, ¿siguen enfocadas en la sostenibilidad? 

Actualmente estamos trabajando sobre la misma línea de materiales biodegradables, ya tenemos esa primera formación con su título de patente y estamos haciendo adaptaciones a la fórmula, tratando de encontrar, en pocas palabras, la aplicación. ¿Para qué va a servir?, ¿qué puede ser atractivo para un industrial? Estamos haciendo un escalamiento a nivel industrial, buscando una aplicación que sea atractiva para las personas, que pueda cubrir con la vida que requiere el material. Nos encaminamos en el desarrollo de las aplicaciones y colaborando también con unos industriales para desarrollarla y que fuera la primera aplicación que pueda salir a nivel comercial.

Todo lo que hemos trabajado hasta el momento ha sido a nivel laboratorio, sin embargo, ahora nos encontramos en esa parte de la maduración tecnológica.

¿El gobierno te ha apoyado?

Hemos recibido un apoyo de un fondo estatal, que maneja la comisión estatal de Ciencia y Tecnología del Estado de Jalisco y también hemos recibido apoyo para todos los trámites de patentes; en el año 2020 tuvimos ayuda para hacer la maduración tecnológica, o sea, para dar el salto de nivel laboratorio a algo que sea atractivo para el sector. Con este financiamiento hicimos pruebas semiindustriales, a un nivel mayor al del laboratorio, y pudimos realizar las adecuaciones para que pasara por la maquinaria que hay para los plásticos.

La Universidad del Valle de Atemajac ha puesto recursos y tenemos colaboraciones con otras universidades y otros investigadores que también han estado presentes y apoyando, ya sea con estudiantes, haciendo pruebas y prototipos en sus laboratorios. Todo es un conjunto de personas involucradas en esto.

¿Cuál es tu percepción de la situación actual de la mujeres científicas en nuestro país? ¿Lo ves como un campo por cultivar o cultivado?

Creo que es un campo que estamos cultivando, todavía se alcanza a percibir una brecha importante en cuanto al número de investigadoras y el número de investigadores. Que se están abriendo más posibilidades para las mujeres es cierto, pero si ves en las estadísticas, todavía estamos muy por debajo, inclusive como profesoras; hoy tenemos más profesores varones a nivel universidad, en maestrías y doctorados, que profesoras.

En el campo de la investigación también, simplemente, en el Sistema Nacional de Investigadores podemos ver cuántos varones hay y cuántas mujeres.

Sí, se están abriendo más posibilidades, hoy existen más oportunidades para las mujeres, pero estamos ahora construyéndolo, estamos trabajando y, bueno, todavía queda mucho por andar.

Actualmente, Sandra Pascoe y su equipo trabajan para que su producto sea desarrollado a un nivel industrial.UNIVERSIDAD DEL VALLE DE ATEMAJAC

¿Qué acciones consideras necesarias para la permanencia, movilidad y reconocimiento en la carrera profesional de las mujeres científicas?

Apoyar a las niñas, que el amor a la ciencia salga desde niñas, a partir de prontas edades, para que se vayan formando a estas investigadoras desde pequeñas. En carreras relacionadas con las ciencias exactas, con las ciencias naturales o las ingenierías, se ve mucha diferencia todavía en cuanto al número de varones y el de las mujeres, y entonces no es que no estén abiertas las universidades para todos, sino que las mujeres no se inclinan por esas carreras aún. Por ello, debemos impulsar los intereses que tengan las chicas hacia estas carreras, creo que eso puede ir acortando la brecha.

También la existencia de redes de apoyo que han ido surgiendo, las convocatorias que se hacen en exclusiva para mujeres, los premios que les dan a las científicas, esos incentivos o esas motivaciones pueden ayudar. Que existan programas de radio o en internet, enfocados en la difusión de las ciencias de las mujeres, es un tema que ahora se está trabajando mucho.

Pero insisto, desde las familias se van dirigiendo a las mujeres a ciertas carreras, y a los hombres a otras, debemos de enseñarles que las profesiones no tienen género. Tener referentes femeninos en la ciencia también ayuda, yo siempre estoy abierta a tratar de darles mi experiencia y a motivarlas, que sigan sus sueños, que si les gusta algo, puedan trabajar en ello.

Por Agencias