Quizás hoy en día, con poco más de setecientos millones de casos registrados y poco menos de siete millones de muertes a nivel mundial tengamos el trauma un tanto digerido, pero hay que recordar el miedo con el que escuchábamos a alguien estornudar al principio de la pandemia, la pena de comunicar a todos nuestros contactos de los últimos días que habíamos estado con una persona contagiada, las reservas con las que desinfectábamos superficies y objetos antes de tocarlos. La incertidumbre. El desconcierto. La zozobra de ver estadísticas al alza en diversos lugares del mundo y también a la vuelta de la esquina.
«No hablo de nada más que de covid: cuando platico con mi familia, sólo lo hacemos sobre covid; cuando platico con mi novia, que también es infectóloga, no tenemos otro tema más que el covid y lo mismo con mis amigos: mi vida se ha convertido en covid», Dr. Rodrigo Ville Benavides (infectólogo, equipo de liderazgo clínico de la Unidad Temporal Covid-19 del Centro Citibanamex).
A finales de aquel febrero de 2020, a la par de que se informaba sobre los primeros casos en México, María Paula regresaba al país tras haber pasado una temporada en Bangladesh documentando el campo de refugiados más grande del mundo. «Tenía en puerta una expedición de buceo, así que me embarqué y quedé totalmente desconectada de las noticias, pues a bordo no había internet –me cuenta–. Dos semanas después, al pisar tierra, encontré un mundo completamente diferente al que había dejado al zarpar».
Ese escenario desesperanzador que encontró María Paula al volver del barco, que precisamente coincidió con la escalada de casos y el primer pico de la pandemia en México, la llevó a sentir la necesidad de involucrarse y aportar desde su trinchera con el lente de la cámara. «Me pareció indispensable mostrar lo que pasaba para que se supiera lo que implicaba el esfuerzo médico». Así fue como presentó el proyecto a los titulares de diversos hospitales, quienes también consideraron importante contar con un registro del momento histórico que enfrentaban. Finalmente, se le concedió el acceso a las zonas donde se aislaban y trataban a los pacientes de la nueva enfermedad infecciosa que estaba poniendo a la sociedad de rodillas.