En el estado de Nayarit habita una parte del pueblo huichol, que tiene una gran cosmovisión y leyendas ancestrales que provocan fascinación y horror a partes iguales. Sirva como ejemplo de lo anterior la leyenda del tukákame o toka’kami, un espantoso ser que se alimenta de carne humana putrefacta y que causa demencia en las personas.

Según el libro Monstruos Mexicanos, de Carmen Leñero, en el principio de los tiempos, los dioses crearon a la luna (Tarika) para alumbrar el camino de los huicholes, pero en noches de luna llena se llamaba Utsa. Del corazón de Utsa surgieron los llamados demonios necrófagos y los pájaros de la muerte: buitres, zopilotes, tecolotes, búhos, murciélagos.

También lee: Pachita, la ‘milagrosa’ chamana mexicana que decía estar poseída por Cuauhtémoc, el último gobernante de Tenochtitlán

Una tarde, los pájaros de la muerte acechaban los cuerpos de los huicholes fallecidos. El pueblo se preguntaba qué debía hacer con ellos, pues los muertos son sagrados en rituales, pero considerados impuros para tocarlos. Es por ello que los huicholes no celebran el Día de Muertos.

Un hombre llamado Tukákame propuso comerse los cuerpos de los muertos para que su espíritu los acompañara toda su vida, sin embargo, los ancianos rechazaron horrorizados esta idea. Entonces Tukákame envolver los cuerpos y dejarlos en una cueva para que Utsa los cuidara y los acompañara.

Sin embargo, por la noche, Tukákame se escabulló a la cueva y devoró los cuerpos. Los dioses lo castigaron por este pecado y lo transformaron en un demonio. La leyenda dice que a partir del hecho anterior, este ser ronda en el desierto de Wirikuta, para acechar a aquellas personas que se pierden. Su intención reamente es devorarlas.

Tukakame leyendaiStock.

Huesos y un olor nauseabundo

Una de las principales características de esta criatura es que lleva un cinturón de huesos atado a la cintura, el cual suena como cascabeles huicholes. Lo más aterrador de ello es que el objeto está conformado de los huesos de todas las personas a las que el tukákame ha devorado.

La leyenda nos dice que este ser devora a los huicholes que padecen alguna enfermedad grave o que se aventuran a caminar solos en el desierto al caer la noche. Otra forma de reconocer la presencia de este monstruo es el olor tan nauseabundo que despide de su cuerpo.

Te puede interesar: Los 6 lugares más misteriosos de México que debes visitar una vez en tu vida

Por si lo anterior no fuera suficiente, el resto del aspecto de este monstruo es aterrador. Puede parecer humano y otras veces un esqueleto o lobo. Es de color negro con rayas blancas y siempre está manchado de sangre.

Su rostro se asemeja al de una máscara con puntos blancos. Posee alas de zopilote o de murciélago, lleva cuernos en la cabeza, como un diablo, y su pelo está muy desordenado. Tiene saltada la bola del ojo. También es extremadamente sucio, pues se alimenta de carne humana putrefacta.

El tukákame jamás se baña ni bebe agua. Se caracteriza por un temperamento malévolo, voraz y envidioso. No vive solo en el desierto: tiene mascotas que son esqueletos vivientes de animales, y vive rodeado de los “pájaros de la muerte”.

Los huicholes pueden verle cuando consumen el hongo del peyote, lo que se traduce en una infernal visión provocada por esta droga natural. 

Por Agencias