Pocos lugares en México han dejado evidencia del paso de tantos pueblos poderosos por un mismo recinto. Al menos 7 culturas ocuparon La Quemada, un antiguo recinto ceremonial con basamentos piramidales construido en el actual estado de Zacatecas. A pesar del cambio de rumbo político que cada grupo humano impuso en la zona, el espacio conservó su presencia como ciudad sagrada.
Aztecas, Tlaxcaltecas, Chalcas, Tepanecas, Coluas, Tlahuicas e incluso Xochimilcas quisieron adueñarse de este territorio, en el actual Municipio de Villanueva. A partir de los vestigios arqueológicos que se han encontrado en el sitio, según el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) de México, sabemos que cada uno de estos pueblos se estableció ahí en distintos periodos. Entonces, ¿qué pasó con esta ciudad sagrada, abandonada de súbito después de siglos de poderío político y avances cientíticos? Esto es lo que sabemos.
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Un lugar de descanso, ciencia y adoración
“Los antiguos habitantes de La Quemada se establecieron en el Valle de Malpaso”, documenta el INAH, que corresponde al actual estado Zacatecas, al norte de México. Siguiendo las crónicas de los colonizadores europeos, se piensa que éste fue el lugar que recibió a cientos de miles de personas durante las migraciones nahuas, donde llegaban a descansar después de semansa de peregrinaje.
Según los registros de la institución, La Quemada fue el centro rector de “220 asentamientos con funciones y tamaños distintos”. Todos ellos se concentraron alrededor de este asentamiento monumental que, hacia los años 600 d.C. y 850 d.C., se convirtió en uno de los más influyentes del norte de México. Principalmente, por su imporesionante desarrollo arquitectónico.
Uno de los mejores ejemplos es la Pirámide Votiva: un edificio de 10 metros de altura con una impresionante escalinata en el costado sur. Se piensa que, durante el periodo Clásico, este espacio fungió como el templo principal del complejo arquitectónico. No sólo eso. Incluso en la actualidad, se conserva la traza original de la ciudad sagrada, con algunos de los elementos típicos de los espacios sagrados mesoamericanos:
• Una amplia plaza central
• Juego de Pelota en forma de ‘I’
• Un gran salón de columnas
• Impresionantes basamentos piramidales, como el de la Pirámide Votiva
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La Quemada: el centro ceremonial más influyente del Norte de México
No se conoce todavía el nombre original de este sitio arqueológico. ‘La Quemada’ fue un término posterior que, de acuerdo con el portal oficial del INAH, viene de “restos quemados encontrados en el lugar, al extraer piedra para la construcción de la hacienda”. Aunque las ruinas fueron intervenidas en la época colonial, se conservan todavía las calzadas que comunicaban este centro religioso y político con los pueblos aledaños bajo su poder.
De acuerdo con el Sistema de Información Cultural (SIC) de México, en el sur y sureste del sitio arqueológico se encontró “una alta concentración de edificaciones de índole ceremonial”. Específicamente, “complejos de plataformas patio-hundido y altar-pirámide”, como típicamente se construyeron en Mesoamérica. Todo esto se construyó con lajas de toba riolítica, explica la institución, que los habitantes extrajeron de las lomas aledañas.
A un costado de estas estructuras ceremoniales, se erigió una zona habitacional. Lo más probable es que ahí se alojaran los sacerdotes, militares o políticos de más alto rango entre los antiguos habitantes. Parece ser que cada uno de los edificios se construyó en épocas diferentes, según los análisis que ha realizado el INAH. En la actualidad, sólo se aprecian algunos remanentes de los acabados originales.
Además de revelar un intenso desarrollo urbano, la arquitectura de La Quemada demuestra el avance químico que consiguieron los pueblos que ahí se asentaron. Para unir las lajas de piedra, consiguieron una pasta aglutinante compuesta de arcilla y fibra vegetal. Sin embargo, con el paso de los siglos, este ‘pegamento’ natural se desgastó, lo que provocó el deterioro que hoy se aprecia en los muros del sitio.
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Un espejo de la danza planetaria
Además del complejo ceremonial y residencial que se construyeron en La Quemada, los arqueólogos del INAH piensan que también había un centro astronómico de dimensiones monumentales. Parte de las estructuras de observación se construyeron sobre un cerro elevado, que permitía la visualización de la bóveda celeste sin obstáculos.
Los antiguos pobladores emplearon este espacio para calcular el ciclo anual y agrario, y predecir algunos de los eventos astronómicos más notables del año. Algunos de ellos son los siguientes:
• Equinoccios
• Fechas sagradas para llevar a cabo sus rituales
• Periodos de temporal para cosechar
Se piensa que este centro astronómico también se diseñó durante el periodo Clásico. A partir de la ubicación de los edificios, los arqueólgos suponen que cada estructura interactuaba con los movimientos de los cuerpos celestes visibles. Casi como si toda la ciudad fuese un calendario astronómico, que fungía como un espejo de la danza planetaria a lo largo del año.