¿Quién es la Coatlicue?

La Coatlicue es una de las deidades más importantes del panteón mexica; su nombre significa “la de faldas de serpientes” en náhuatl y era la diosa de la fertilidad, la vida y la tierra para los mexicas. Es madre de los 400 Surianos, de la diosa Coyolxauhqui y del dios Huitzilopochtli.

La iconografía la representa con una falda de serpientes con turquesas, sus manos son cabezas de serpientes proyectadas hacia el frente, tiene garras afiladas en las manos y pies, en el cuello ostenta un collar de manos y corazones, y su cabeza muestra dos cabezas de serpientes con turquesas que asemejan las escamas.

Según el relato del nacimiento del dios Huitzilopochtli, Coatlicue se encontraba barriendo en el monte de Coatépetl cuando cayó sobre ella un ovillo de plumas que recogió y puso debajo de su huipil, con lo que quedó embarazada del dios Sol. Su hija Coyolxauhqui y los 400 surianos consideraban que era un embarazo ilícito que causaba vergüenza para ellos, por lo que decidieron matar a su madre. Tras varias peripecias logró nacer Huitzilopochtli, quien degolló y sacrificó a su hermana y diezmó a la población de los surianos, los que a su muerte se convirtieron en los astros de la noche: las estrellas y la luna.

Monolito de la Coatlicue en el Museo Nacional de Antropología e HistoriaWikimedia Commons

¿Cuándo fue encontrado el monolito de Coatlicue?

El monolito de la Coatlicue fue descubierto en el mes de agosto de 1790, a la par de la Piedra del Sol y de la de Tízoc; su descubrimiento se vio influido por un período en el que las artes y las ciencias estaban floreciendo en el país, gracias a la creación de fundaciones e instituciones educativas como el Antiguo Colegio de San Idelfonso, a donde llegaron artistas nacionales y extranjeros con el fin de estudiar y retratar el pasado prehispánico.

El descubrimiento de las piezas arqueológicas se enmarcó en el gobierno del Virrey Juan Vicente de Güemes Pacheco de Padilla y Horcasitas, segundo conde de Revillagigedo, quien llegó a la Nueva España en 1789 y desde el primer momento se propuso ordenar y cambiar la imagen de la ciudad.

Para ello, planteó varias obras en la ciudad, como fueron la apertura, ampliación y alineamiento de varias avenidas y calzadas de la capital; se reordenaron mercados y plazas públicas, se colocó alumbrado público en las calles y se construyeron banquetas y empedrado en las principales vialidades del centro de la ciudad.

Las obras estuvieron a cargo de los arquitectos y urbanistas Ignacio Castera y Miguel Constanzó, este último se encargó de las obras de mejoramiento en la Plaza de Armas, hoy Plaza de la Constitución.

Como parte de las obras, se realizaron varias excavaciones en el primer plano de la ciudad, donde se encontraron decenas de esculturas mexicas. Entre ellas estaban la Coatlicue, la Piedra del Sol y la Piedra de Tízoc.

La Coatlicue se encontraba enterrada con su rostro hacia abajo en la esquina sur de la Plaza de Armas, frente a la Puerta del Virrey, hoy Palacio Nacional. La escultura fue trasladada a la puerta del Palacio, donde permaneció varios días expuesta.

Molinito de la Coatlicue y la Piedra de Tízoc en el antiguo Museo NacionaliStock.

Traslado y actual ubicación

Al mes del descubrimiento, el corregidor Bonavía Zapata propuso al virrey trasladar la pieza arqueológica a la Real Pontificia Universidad, ya que consideraba necesario conservarla: “por su antigüedad, por los escasos monumentos que nos quedan de aquellos tiempos, y por lo que pueda contribuir a ilustrarlos”. Entre el año de 1790 y 1791 fue traslada a los patios de la Universidad.

Sin embargo, pronto se pensó en una nueva ubicación, ya que su exhibición había desatado “prácticas idolátricas” entre los indígenas, quienes acudían ante la figura para arrodillarse y llevarle ofrendas. Por esta situación, los frailes dominicos decidieron enterrarla de nuevo.

En 1821, una vez consumada la independencia, se volvió a desenterrar la escultura de la Coatlicue, la cual, junto a la Piedra de Tízoc, fueron exhibidas en el Museo Nacional de México, ubicado en lo que fue la sede de la Real Pontificia Universidad.

En el año de 1967, con las excavaciones de la construcción del metro de la Ciudad, se encontró sobre la calle de Izazaga otra escultura de la Coatlicue, la cual es de menor tamaño y es conocida como “La Coatlicue del Metro”.

Actualmente, la Coatlicue se encuentra en el Museo Nacional de Antropología e Historia y en el piso de la Plancha del Zócalo de la Ciudad de México se ubica una placa conmemorativa del lugar donde fue encontrada por primera vez.

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Referencias:

Por Agencias