¿Animales que hablan? Si creías que solo podían existir en las películas del Dr. Dolittle (Doctor Dolittle), quizás debas volver a pensarlo. El Museo de Zoología de la Universidad de Cambridge, del Reino Unido, está experimentando con un nuevo proyecto que combina ciencia y tecnología para dar voz a los especímenes expuestos en las vitrinas. Mediante inteligencia artificial, más de una docena de animales preservados, entre ellos un dodo y el esqueleto de una ballena minke, podrán contar sus historias e incluso reflexionar sobre su vida después de la muerte.

Entre los objetivos de la exposición se encuentra el intento de ir más allá de la información histórica que puede leerse en las etiquetas expuestas, enriqueciendo la experiencia de los visitantes con detalles más personales y cautivadores, e intentando combatir la indiferencia ante la crisis de la biodiversidad.


Visita al zoológico de Chapultepec en julio de 1978.

Se trata del Laboratorio de Genómica de Conservación y Biobanco de Tejidos y Germoplasma más grande del país, espacio que conserva material genético ante futuras amenazas a la biodiversidad.


¿Cómo funciona el proyecto?

Con duración de un mes, el proyecto fue liderado por la organización Nature Perspectives y utiliza modelos de IA para dotar a los especímenes de personalidades y acentos únicos, permitiéndoles conversar en más de 20 idiomas mediante voz o texto en los smartphones de los visitantes. Todos los animales pueden hablar de su vida en la Tierra, de los retos a los que se enfrentaron e incluso de su extinción.

Cada ejemplar tiene su personalidad y es capaz de adaptarse a la edad y el idioma del visitante. Por ejemplo, el panda rojo tiene acento del Himalaya, mientras que el ornitorrinco tiene una pronunciación típicamente australiana. El subdirector del museo, Jack Ashby, subraya la innovación de la iniciativa: “Los museos utilizan la IA de muchas formas, pero creemos que esta es la primera aplicación en la que hablamos desde el punto de vista del objeto. Parte del experimento consiste en ver si, al dar voz a estos animales, la gente piensa de otra manera sobre ellos”.

¿Cuál es el atractivo de esta exhibición?

Los diálogos no son simples interacciones mecánicas. Los turistas pueden hacerles preguntas a los animales parlantes, como a la ballena minke sobre su vida en el océano. El sistema de IA registra y analiza las conversaciones para comprender mejor qué información buscan los visitantes. Por ejemplo, el dodo es capaz de hablar sobre su dieta de frutas y semillas, explicando cómo su pico curvado era perfecto para abrir los duros frutos del árbol tambalacoque.

Además, el esqueleto de ballena suspendido del techo del museo añade una tierna reflexión a la visita. Cuando se le pregunta por la persona más famosa que ha conocido, responde que durante su vida no ha tenido la oportunidad de conocer a “famosos” tal y como los entendemos los humanos. Sin embargo, dice: “Cualquiera que se pare debajo de mí y sienta asombro, reverencia y amor por el mundo natural es una persona de gran importancia para mí”. ¿Genial, no?

Artículo originalmente publicado en WIRED Italia. Adaptado por Alondra Flores.

Por Agencias

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