Cuando escuchamos la palabra tequila, de inmediato viene a nuestra mente la bebida espirituosa más identificada con México, que suele degustarse sola, con sal y limón, en cocteles, o bien, acompañando antojitos y platillos típicos del país. Sin embargo, Tequila es, ante todo, el municipio del estado de Jalisco que le da nombre al mundialmente reconocido licor, producido a partir del Agave tequilana Weber var. azul.

El Pueblo Mágico de Tequila, Jal., debe su fama internacional por ser la “capital” cultural donde se elabora la afamada bebida de agave.Shutterstock

Para tomarse la foto

Tequila, junto con los municipios de Arenal y Amatitán, conforman el «Paisaje agavero y las antiguas instalaciones industriales del tequila”, que en 2006 fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y definidos por este organismo como «el sitio de 34,658 hectáreas, entre las estribaciones del Volcán de Tequila y el profundo valle del río Grande, que es parte de un extenso paisaje de agave azul, moldeado por el cultivo de la planta utilizada desde el siglo XVI para producir aguardiente de tequila […] Dentro de ese paisaje se encuentran destilerías en funcionamiento que reflejan el crecimiento del consumo internacional del tequila en los siglos XIX y XX. Hoy en día, la cultura del agave es vista como parte de la identidad nacional”.

A esta distinción mundial se suma el reconocimiento de Tequila como Pueblo Mágico, otorgado por la Secretaría de Turismo de México en 2003. La magia de Tequila, cuyo nombre proviene de la voz náhuatl tequitlan, que significa «lugar de trabajo”, radica en antiguas tradiciones, como la bendición diaria de las nueve de la noche, cuando se hace sonar tres veces la campana de la parroquia de San Santiago Apóstol, cuya arquitectura colonial del siglo XVII domina la plaza principal.

En este espacio público, rodeado de árboles de laurel, destaca un quiosco que, precedido de las enormes y coloridas letras que forman la palabra TEQUILA, es la escenografía perfecta para tomarse la foto digna de presumirse en las redes sociales. También sobresalen dos esculturas en bronce del artista jalisciense Carlos Terrés: «Los jimadores”, que rinde homenaje a quienes cosechan el agave, y «La Tequilera”, inspirada en el título de la canción de la cantautora vernácula Lucha Reyes. 

A un lado de la plaza se ubica la presidencia municipal, que alberga un mural del pintor michoacano Martín de la Torre y Vega, quien representó Las siete virtudes del tequila: salud, trabajo, inspiración, éxito, alegría, solidaridad y justicia. Enfrente se localiza el museo Los Abuelos, la vieja casona de la familia Sauza, en donde se exhiben objetos y documentos que dan cuenta del origen e historia de la fabricación del popular destilado de agave por parte de una de las dinastías tequileras con mayor prestigio. Unos pasos más adelante está el Museo Nacional del Tequila, cuyas cinco salas de exhibición dan a conocer la evolución de esta bebida: desde el cultivo y uso del agave en la época prehispánica, pasando por el proceso de destilación, introducido por los españoles, hasta la actual industrialización, incluyendo además una muestra de la creatividad entorno al tequila expresada a través de piezas artísticas y artesanías.

Fundado en 1530, originalmente como Santiago de Tequila, tiene entre sus festividades más célebres la Feria Nacional del Tequila.Shutterstock

Celebrando al tequila 

Otro lugar de interés en Tequila es la Unidad Deportiva 24 de Enero, sede de la muy concurrida Feria Nacional del Tequila (FENATEQ), que desde 1997 se efectúa entre noviembre y diciembre de cada año, coincidiendo con las fiestas patronales en honor de Nuestra Señora de la Purísima Concepción y la Virgen de Guadalupe. Es de ahí de donde parte el desfile inaugural, en el que participan representantes del gobierno y las empresas tequileras, así como grupos escolares y artísticos que, ya sea a pie o sobre vistosos carros alegóricos, recorren las principales calles del poblado celebrando al tequila.

Entre los eventos programados de la FENATEQ, destacan el Gran Baile de Inauguración, en el Teatro del Pueblo y la Gran Charreada de Lujo, en el Lienzo Mario Orendain, además de espectáculos de danza folklórica y presentaciones de cantantes y conjuntos de música popular. Mención aparte merecen las catas y degustaciones de la gran variedad de tequilas disponibles, así como las experiencias de maridaje de este licor con la gastronomía mexicana.

Aparte de esta feria, a instancias de la Cámara Nacional de la Industria Tequilera (CNIT), desde 2018, el tercer sábado de marzo de cada año se festeja el Día Nacional del Tequila. Alrededor de esa fecha se llevan a cabo «actividades de conocimiento, educación, promoción y posicionamiento del tequila a través de diversas experiencias, siempre promoviendo la responsabilidad en el consumo, con el objetivo de que cada vez más personas puedan disfrutar una espirituosa de calidad que ofrece una extraordinaria versatilidad a quien la degusta«, según lo describe la CNIT. Tales actividades van desde la experiencia mixológica, que consiste en la degustación de cocteles con tequila preparados por expertos, y el catado y maridaje de esta bebida, hasta las vivencias inmersivas con realidad virtual y videomapping, incluyendo además exposiciones, artes escénicas, tertulias y serenatas.

Otra celebración impulsada por la Cámara es el Programa de Reconocimientos al Mérito de la Industria Tequilera que, desde 2012, promueve «el tequila a nivel nacional e internacional a través de un nombramiento específico otorgado a personas físicas que se han distinguido por dar a conocer la bebida en México y en el mundo«. Tales reconocimientos son para el Embajador de la Industria Tequilera, el Conocedor del Tequila, el Maestro Destilador y el Gran Tequilero.

En 2006 el pueblo de Tequila fue declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad.Shutterstock

De los campos a las destilerías 

Para complementar la experiencia multisensorial que brinda el tequila, es indispensable recorrer los campos de aga-ve y visitar las destilerías artesanales o industriales, a fin de conocer cómo se elabora este licor. El proceso comienza cuando los hijuelos (pequeñas plantas de Agave tequilana Weber var. azul) son separados de la planta madre, para ser trasplantados. Luego de un periodo de cinco a 10 años de cultivo, las. plantas crecen y maduran lo suficiente para separar de su raíz la cabeza del agave, también conocida como «piña«, mediante el procedimiento denominado jima (de ahí que se llame jimadores a quienes cosechan la cactácea).

El siguiente paso es la cocción de las piñas ya sea en hornos de barro o tanques de acero para extraer los azúcares simples que serán formulados para su fermentación en barricas, donde se convertirán en alcohol etílico con los componentes que le dan a la bebida sus característicos sabor y aroma. A continuación, el producto fermentado pasa a la fase de doble destilación en alambiques, a fin de obtener el tequila blanco. Para lograr los tequilas oro, reposado, añejo y extra añejo, el licor se conserva durante determinado tiempo (desde unos cuantos meses hasta varios años) en barricas de roble o encino, lo cual le dará su distintivo color. Finalmente, vendrá el envasado en botellas, así como el etiquetado para su distribución y venta dentro y fuera del país.

Tanto las visitas a los establecimientos para conocer este proceso como los recorridos para admirar los paisajes de agave conforman la Ruta del Tequila, creada en 2006 por el Consejo Regulador del Tequila, el mismo que incluye ocho municipios de la Región Valles de Jalisco, en dos tramos alrededor del Volcán de Tequila: por un lado, Arenal, Amatitán, Tequila y Magdalena (la ruta tradicional agavera), siguiendo la carretera 15 y por otro, San Juanito de Escobedo, Etzatlán, Ahualulco de Mercado y Teuchitlán (la ruta cultural gastronómica), siguiendo la carretera 4.

La Ruta puede hacerse por cuenta propia o contratando los servicios de algún operador turístico. En caso de decidirse por la primera opción, que sería utilizando como medio de transporte el automóvil, se sugiere seguir un itinerario que incluya las destilerías de mayor prestigio en la región, como Marengo, Don Valente, Cascahuín, Herradura, Tres Mujeres, La Rojeña, La Cofradía, Orendain, La Fortaleza, La Rienda, La Alborada o Sauza. Las actividades para los visitantes de estos establecimientos suelen ser el recorrido por sus campos para admirar el paisaje agavero y observar la jima, así como por sus instalaciones para conocer el proceso de elaboración del tequila, culminando con una degustación de la bebida, acompañada de alguna delicia culinaria.

Si la opción elegida es contratar los servicios de un operador turístico, la Ruta puede hacerse por autobús o tren. En el caso del primer medio de transporte, los recorridos pueden tener como punto de partida Guadalajara (capital de Jalisco), Tequila o cualquiera de los otros siete municipios de la Ruta. En el caso de la vía ferroviaria, puede seleccionarse alguna de las dos famosas destilerías que ofrecen el recorrido. Una de ellas es José Cuervo, cuyo itinerario cubre el trayecto Guadalajara-Tequila en cuatro categorías: Express, Premium Plus, Diamante y Elite, cuyas tarifas determinan las actividades y amenidades incluidas. La otra destilería es Herradura, cuyo itinerario cubre el trayecto Guadajara-Amatitán, en tres categorías: Premiun, Club Car y Primera Clase, cada una acorde con el presupuesto, gustos e interés de los viajeros dispuestos a decir «salud«.

Jimadores cosechando las piñas de agave, mismas que serán cocidas en hornos de barro o acero.iStock.

Por Agencias