El ser un municipio que en algún momento gozó de prosperidad quedó en el pasado para Pitiquito, pues la violencia de azota esa y otras localidades en el norte del estado ha provocado que con el paso de los años se esté al borde de convertirse en un «pueblo fantasma».

En ese sentido, el pasado martes 23 de abril, Adrián y Julián LeBarón, junto con Ceci Flores, líder del colectivo Madres Buscadoras de Sonora, realizaron un recorrido por el ejido Félix Gómez, perteneciente al municipio, para constatar la situación en la que viven los habitantes pues, a consecuencia de la violencia, se ha señalado que se incrementó el desplazamiento forzado.

Dicha comunidad fue fundada en 1694, colinda con Altar al noroeste, al sur con Santa Ana, al Este con Trincheras y al Oeste con Caborca y el Golfo de California, lo que la posiciona como un lugar céntrico en la ruta que va desde el centro del estado, en esta caso Hermosillo hacia la frontera con Estados Unidos y Baja California.

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La mayoría de sus habitantes son de creencias religiosas apegadas al catolicismo, ya que el padre Eusebio Francisco Kino fue de los primeros en llegar a esas tierras, pero a partir de 1768 los franciscanos asumieron el control de las Iglesias y se determinó que ese lugar se nombraría San Antonio de Pitiquito.

Para 1914 en plena Revolución Mexicana, después de que se dio el asesinato del entonces presidente de México, Francisco I. Madero, se le dio la categoría de municipio, la cual conserva hasta la fecha.

Historiadores y los mismos pobladores aseguran que el nombre de Pitiquito se debe al famoso jefe indio, «Piti» o «Pitic», quien vivió en la ranchería donde fue construida la Iglesia, de ahí que se decidió llamar así a este pueblo.

Dentro de las actividades que realizan los habitantes para obtener alimento y desarrollar la economía está la ganadería y agricultura, aunque también hay otras funciones como es la minería y la pesca, además de la peletería, industria que se dedica a la confección de artículos de piel.

La cercanía que tienen con Caborca, (10 kilómetros por carretera), la ciudad con mayor población de esa zona, los mantiene ligados comercialmente, por ello muchos de sus coterráneos suelen mudarse a ese sitio para desarrollarse en ciertas actividades. Se conoce que casi el 48 % de la población mayor de 12 años realiza alguna labor relacionada con el sector económico.

Según el Censo realizado en el 2020 se contabilizaron un total de 9,122 habitantes, de los cuales el 51.5 % eran hombres y el 48.5 % mujeres, la mayoría oscila entre los 15 y los 59 años, cantidad menor casi en un 4 % a la que se tenía en el 2010.

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Aunque hoy en día se desconoce en cuánto se ha reducido la población, se estima que más de la mitad optó por irse debido a la violencia que se ha presentado en los últimos años debido a la presencia de diversas bandas criminales que están en disputa de ese y otros territorios en la región.

El municipio tiene una superficie de 5,979.96 kilómetros cuadrados que representan el 6.46 por ciento del total estatal y el 0.61 por ciento del nacional; las localidades más importantes, además de la cabecera municipal son: Puerto Libertad y El Desemboque.

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Por Agencias

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