Origen de las corridas de toros

Las corridas de toros son uno de los espectáculos de masas más antiguos de España y del mundo. Su antecedente principal se encuentra durante la época medieval, cuando, a manera de deporte, las personas mostraban su habilidad montando un caballo y sosteniendo una larga caña, con la cual se enfrentaban con un toro con la finalidad de darle muerte.

Las corridas, como se conocen actualmente, surgen cuando la nobleza abandona el toreo a caballo y la plebe comienza a hacerlo a pie, convirtiéndose en uno de los deportes favoritos del pueblo. Esos eventos se hacían en las plazas públicas de las plazuelas o villas.

En México, la tauromaquia llegó con la conquista española y se tiene registro de que el día 13 de agosto de 1529 se realizó la primera corrida de toros en México; esto para festejar la toma de Tenochtitlán, en la que participaron seis toros y a dos les dieron muerte. La corrida tuvo lugar en la Plaza Mayor, ya que en aquellos años no había un lugar dedicado para estos eventos.

Plaza México en la CDMX.Wikimedia Commons

La llegada de los toros a México

Los toros fueron introducidos a América en 1527 por Juan Gutiérrez de Altamirano, primo de Hernán Cortés, quien trajo doce pares de toros y vacas de lidia de Navarra, España, para la Hacienda de Atenco ubicada en el Estado de México.

Los animales fueron importados desde la península ibérica, ingresando por las Antillas. A su llegada se adaptaron rápidamente al clima frío del Valle de Toluca y con el tiempo la Hacienda de la Purísima Concepción de Atenco se convirtió en una de las más importantes del país y América, pues proveía a otros territorios de estos ejemplares.

Las primeras plazas de toros

En los primeros años de la introducción de la tauromaquia a México, las corridas de toros eran realizadas en circos de carpintería establecidos de forma provisional o en las principales plazas públicas de las ciudades.

Las primeras corridas de toros de la Ciudad de México se organizaron en la antigua plazuela del Marqués, ubicada entre las calles de Las Esterillas, Empedradillo y Seminario, que ocupaban parte del espacio donde se encuentra actualmente la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México. Los corrales para los toros se situaban frente al lugar que ocupa hoy el Monte de Piedad, en donde se colocó un portal que servía de resguardo de los animales.

Durante el siglo XVI y XVII las corridas de toros alcanzaron gran popularidad en el país, llegándose a celebrar varias corridas en la Plaza del Volador (hoy Zócalo de la CDMX), en donde el virrey y el Cabildo de la ciudad podían disfrutar del espectáculo desde sus balcones.

En 1680 se edificó la primera plaza de toros del país, que estaba ubicada en el municipio de Cañadas de Obregón en el estado de Jalisco. En un principio fue un corralón de piedra que se usaba para guardar, subastar ganado y realizar corridas. Hoy en día es considerada la primera plaza de toros, ya que, aunque dista de ser un espacio como lo conocemos actualmente, fue el primer lugar establecido para celebrar corridas de toros.

En el siglo XVIII, la Plaza del volador fue el lugar predilecto para las corridas de toros; en ella se instaló una plaza de madera para su realización. En 1769 el gobierno novohispano encargó al arquitecto Ildefonso de Iniesta Bejarano un nuevo proyecto para sustituir a la plaza provisional del volador; sin embargo, por enfermedad tuvo que dejar el proyecto y lo continuó Francisco Guerrero y Torres, quien presentó el proyecto de una plaza estilo ovachada (es decir oblicua de las esquinas). Esta permaneció en uso por más de tres décadas y fue hasta el siglo XIX que se edificó la primera plaza de toros de forma circular, la cual se ubicó a espaldas del templo de San Pablo en el centro de la capital novohispana y fue construida con la madera de la plaza del volador.

A la par de la construcción de la primera plaza de toros ovalada en la CDMX, en otros estados del país como Durango, Veracruz, Pátzcuaro, Guanajuato, Tehuantepec, Aguascalientes, Tabasco, Chilapa, San Luis de la Paz y Real de Catorce, se edificaron otros espacios para celebrar la tauromaquia.

Asimismo, a finales del siglo XIX y principios del siglo XX se construyeron en la Ciudad de México otras plazas de toros como fueron: la plaza de toros de San Rafael, construida en el año 1887; la de Colón, llamada así por haberse ubicado en los terrenos aledaños a la antes llamada Glorieta de Colón; la del Coliseo, Bucareli y la Plaza México.

Toro y Torero en una corrida en la Plaza México, CDMX.Wikimedia Commons

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Referencias:

  • Banda Maldonado “La Tauromaquia” en Universidad de San Luis Potosí.

Por Agencias