Desde la década de los 80, México se convirtió en el destino de aquellos jóvenes de esa época que utilizaban el rock como instrumento de denuncia y protesta —sí, cuando el rock mantenía esa esencia—, y más de 40 años después el país sigue escuchando esas letras, esas canciones y recibiendo con los brazos abiertos a aquellos que marcaron a una generación… ése es el caso de Andrés Calamaro.

Buenas noches, Ciudad de México, muchas gracias”, lanzó el músico argentino a las tres mil personas que abarrotaron el Teatro Metropólitan en el primero de los dos conciertos que ofreció el originario de Buenos Aires.

Con una cinta en la cabeza e instalado en el piano, Calamaro apareció en el escenario acompañado del resto de la banda para dar comienzo a su paso por la capital del país con su gira 2023. Ese sonido inconfundible de Calamaro, con toda la influencia del blues, fue el aperitivo con el que arrancó la velada, así Output-Input, fue el primer tema en reventar en el recinto.

A sus 61 años, el argentino tiene la energía del jovencito que comenzó en el mundo de la música en la década de los 70, con una producción que sólo acompañaba a las canciones cuando se encendían la pantalla y las luces cambiaban de color, Calamaro apuesta a la buena música que lo ha caracterizado como Cuando no estás.

Pero su música y el legado de El Salmón no se puede entender sin la música que creó con Los Rodríguez y que lo llevó al Olimpo del rock, no sólo argentino, sino latinoamericano, por eso cuando las primeras notas de A los ojos comenzaron a sonar, el público no pudo aguantar las ganas de levantarse de su asiento y cantar para al término darle al músico una muestra de su cariño con un “Oe, oe, oe, oe, Andrés, Andrés”.

Verdades afiladas, Me arde —en la que dejó el piano y tomó la guitarra— y Rehenes fueron el siguiente platillo de la velada, con las que el cinco veces ganador del Latin Grammy mantuvo de pie al público que lo acompañó cantando cada una de las letras que formaban las canciones.

Muchas gracias, ésta es nuestra décima quinta temporada en México”, señaló el argentino, quien en este show sabía que menos es más. Calamaro es de esos músicos que pueden enamorar con su música desde la primera vez a aquellos que no lo conocían hasta el martes en la noche. Padres llevando a sus hijos adolescentes que poco a poco fueron dejando de lado su celular para escuchar el show… y bueno, como buenos jóvenes actuales, grabar pequeños fragmentos y hacer historias en sus redes sociales.

Con La parte de adelante, del disco Honestidad brutal, de 1999, Calamaro removió el corazón y los recuerdos de toda una generación que cantaba con él, y sin aviso Loco llegó a enloquecer aún más a los fans del argentino que sin perder oportunidad los remató con Corte de huracán.

El rockero dio paso a My mafia, un tributo a los marginales y los vulnerables, un recordatorio al Frente Vital, muerto por la policía hace 20 años, el cual se encuentra en el disco de 2018, Cargar la suerte.

Quiero abrazar a dos o tres generaciones de mexicanos que me han acompañado, son mi familia”, dijo Calamaro antes de darle vida a Los aviones y All you need is pop, temas que fueron el preámbulo de Estadio Azteca, con la cual el argentino mostró un video con diferentes elementos de la cultura mexicana y, de fondo, el coloso de Santa Úrsula, el protagonista del tema.

Y entonces ese pasado rockero argentino volvió a aparecer de la mano de Los Rodríguez, con quien Calamaro creó Para no olvidar, en 1995, y la cual ha permanecido en la memoria colectiva desde entonces.

Tras presentar a cada uno de los músicos que lo acompañan en esta gira que comenzó en mayo de este año, Calamaro no dio tregua al presentar uno de sus temas más icónicos: El Salmón, al cual siguió otra joya del rock argentino, Alta suciedad.

Si el Estadio Azteca tiene una canción de Calamaro es lógico que el argentino le hiciera un tema al más grande representante del futbol de ese país. Fue entonces como un golazo llegó Maradona.

Tuyo siempre, Mi enfermedad, Todavía una canción de amor, Te quiero igual y Dulce condena —estás últimas cuatro entrelazadas— completaron el set de la velada rocanrolera en la cual no podía faltar Sin documentos, canción de Los Rodríguez que se convirtió casi en un himno latinoamericano.

Fue entonces cuando llegó el turno de Flaca y Paloma, con las que el argentino deleitó a sus fans para dejar el escenario por unos momentos y volver para dar vida a Crímenes perfectos y Los chicos.

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Con Información de Excelsior

Por Agencias