¿La estatua de Lincoln habla?

Envuelta en historia, intriga y hasta esoterismo, la capital de Estados Unidos fue erigida en 1790 sobre un pantano, a orillas del río Potomac, para convertirse en el centro político de la mayor economía del mundo contemporáneo. Washington D.C., entre los estados de Maryland y Virginia, en la Costa Este, fue diseñada para honrar a los personajes que han forjado la nación a lo largo de sus más de 200 años de vida.

Sin duda, el corazón de D.C. es el National Mall, un complejo arquitectónico compuesto por estructuras colosales como el obelisco dedicado a George Washington; templos neoclásicos inspirados en los griegos como el de Thomas Jefferson, y majestuosas columnas dóricas como las que sostienen el Monumento a Abraham Lincoln, una de las construcciones más icónicas y enigmáticas de la capital estadounidense.

Monumento a Lincoln (1914-1922)Stephen Emlundi/Stockphoto

Un gigante de mármol

Mucho más que una simple obra arquitectónica, el Monumento a Lincoln (1914-1922) se levanta frente a la piscina reflejante que ha sido escenario de eventos históricos como la presentación de la cantante negra y luchadora antirracista Marian Anderson, en 1939, así como el famoso discurso “Tengo un sueño” de Martin Luther King Jr. durante la Marcha por el Trabajo y la Libertad, en 1963.

En el interior del monumento se encuentra la estatua de 170 toneladas de Abraham Lincoln, obra del escultor Daniel Chester French y moldeada por los hermanos Piccirilli, quienes emplearon 28 bloques de mármol blanco del estado de Georgia en su creación.

Pensativo, audaz, solemne, la escultura del 16° presidente de Estados Unidos, quien lideró a la Unión durante la guerra civil, abolió la esclavitud en el país y fue víctima de un infame asesino, se eleva más de nueve metros con la mirada dirigida hacia el Monumento a Washington. Permanece sentado, descansando sus brazos sobre fasces romanas (símbolos de autoridad política) y flanqueado por dos de sus discursos grabados en las paredes: “gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”.

Mensajes secretos

A lo largo de los años, han surgido leyendas urbanas que han añadido una capa de misterio y controversia al Monumento a Lincoln. Una de ellas sostiene que el rostro de Robert E. Lee (el general confederado que luchó contra la Unión durante la Guerra de Secesión), está oculta en la parte posterior de la cabeza de Lincoln.

Otro mito popular sugiere que Lincoln utiliza la lengua de señas para deletrear sus iniciales con sus manos: una A con la mano izquierda, que está cerrada, y una L con la derecha, que permanece abierta, según el manual del alfabeto dactilógico.

Mensajes y señas ocultosD. Lentz/ iStock

Un legado de señas

A pesar de los desmentidos oficiales por parte del Servicio de Parques Nacionales, que se encarga de su administración, algunos historiadores sostienen que el escultor pudo haber tenido la intención de incluir referencias a la lengua de señas en la estatua de Lincoln.

El historiador Gerald Prokopowicz argumenta que French, quien tenía un hijo sordo y estaba familiarizado con la lengua de señas americana, tenía motivos para rendir homenaje a Lincoln por su apoyo para establecer la Universidad Gallaudet, que hoy es la única institución de estudios superiores para personas con sordera y dificultades de audición en el mundo.

Sin importar si su estatua usa o no sus manos para hablar, Abraham Lincoln se convirtió en el primer patrocinador ex oficio de la Universidad de Gallaudet al firmar la escritura de Constitución que la instauró. Desde aquel momento, cada presidente de Estados Unidos ha respaldado el importante papel de la universidad en la educación de personas con discapacidades auditivas, un legado que refleja el compromiso de la nación con la igualdad de oportunidades educativas y el reconocimiento de la diversidad.

Por Agencias