El primer sismógrafo fue creado en el año 132 dC en China.iStock.

El 19 de septiembre es uno de esos días en los que recordamos perfectamente dónde estábamos o qué hacíamos. En 2017, a las 13:14:40, poco tiempo después de haber realizado un simulacro, un sismo de magnitud 7.1 en la escala de Richter sacudió gran parte del país.

En todos los países hay movimientos sísmicos pero hay países donde la cantidad de temblores es mucho mayor. Japón, Indonesia, Turquía, México, Chile, Nepal, Alaska, Grecia, Italia, Estados Unidos (en específico California) son los países situados en regiones más activas geológicamente y, por tanto, con una mayor frecuencia de terremotos.

Los terremotos, más conocidos en México como temblores, son fenómenos naturales que suceden como consecuencia del movimiento de las placas tectónicas terrestres. Este movimiento libera energía de forma repentina que se propaga en forma de ondas y que produce vibraciones o sacudidas de la Tierra. Dependiendo de la intensidad del movimiento, pueden ser desde imperceptible hasta llegar a derrumbar edificios.

Veamos algunas curiosidades asociadas a los terremotos que nos permiten aprender algo de ciencia.

1. Todos los días hay temblores

Aunque la gran mayoría de los temblores son tan débiles que no se perciben, todos los días ocurren miles de ellos. Se suele considerar que un temblor con una magnitud a partir de 5 en la escala de Richter puede provocar daños.

Hay varios sitios web donde se pueden consultar en vivo los temblores que están teniendo lugar en todo el mundo. La USGS (U.S. Geological Survey), por ejemplo, proporciona mapas con los eventos e invita a las personas a reportar los temblores que perciban para que la base de datos sea más precisa y extensa. También, el Servicio Sismológico Nacional de la UNAM informa sobre los sismos producidos más recientemente en México y recoge información sobre sismos percibidos por las personas.

2. El primer sismógrafo fue inventado hace más de 1800 años

Los sismos se detectan y registran mediante los sismógrafos. En el año 132 dC el científico chino Zhan Heng inventó el primer sismógrafoAunque no proporcionaba una medida cuantitativa del evento, permitía conocer la dirección del terremoto.

El instrumento consistía en un recipiente redondo con varias cabezas de dragón orientadas en distintas direcciones y con una bola de bronce en cada una de sus bocas. Cuando ocurría un sismo, la bola situada en la boca del dragón que estaba en la dirección del terremoto, se movía y caía hacia abajo donde había ocho cabezas de rana. La cabeza de rana en la que caía la bola determinaba la dirección del terremoto. Aunque rudimentario, el invento era creativo y requería de conocimientos sobre los terremotos.

En 1880 John Milne construyó el primer sismógrafo de péndulo horizontal que permitía registrar los sismos (obtener sismogramas) con mayor precisión que los instrumentos anteriores. Este tipo de aparatos tienen una masa colgada en un resorte que cuelga sobre una base y que se va moviendo según lo hace la Tierra.

El temblor más fuerte hasta la fecha ocurrió en Chile en 1960 y tuvo una magnitud de 9.5 grados.iStock.

3. El temblor más intenso

El temblor más fuerte del que hay registro fue el sucedido en Valdivia, Chile el 22 de mayo de 1960. La magnitud de Richter estimada fue de 9.5 grados, no se tiene registro de otro evento similar. Produjo tsunamis que se propagaron desde Chile hasta Hawái, Japón, Filipinas y la costa oeste de Estados Unidos. No solo fue muy intenso sino largo, duró 10 minutos, y sus réplicas pudieron sentirse varios meses después.

Entre los 10 terremotos más fuertes no se encuentra ninguno de los sucedidos en México. El terremoto más intenso mexicano se produjo en 1932 y tuvo una intensidad de 8.2.

4. Logaritmos para medir terremotos

La magnitud y la intensidad nos dan información sobre aspectos distintos de un terremoto. Mientras que la magnitud es un número que se obtiene a partir de los sismógrafos, la intensidad nos habla de los daños o efectos para las personas. Es decir, un terremoto de alta magnitud puede no provocar grandes daños y uno de magnitud menor puede hacerlo.

La escala de Richter es la más utilizada para calcular la magnitud de un terremoto. Es una escala logarítmica que permite medir las diferencias entre valores muy pequeños y muy grandes, entender mejor las diferencias entre sismos de magnitudes diferentes y tener una mejor idea de los detalles.

Mientras que en una escala lineal un terremoto de magnitud 8 sería solo 2 veces más intenso que uno de magnitud 4, en una escala logarítmica, es 10000 veces más intenso. Esto nos permite entender mejor por qué mientras que puede que no sintamos un temblor de magnitud 4, uno de magnitud 8 puede llegar a afectar a las infraestructuras de las ciudades, como torres y edificios

5. Los terremotos no pueden predecirse

Cada cierto tiempo, o cada vez que hay un terremoto, se abre el debate de si es posible o no, predecirlos. Hasta la fecha sigue siendo un gran reto científico. Todavía no se entiende bien cómo funciona el movimiento de las placas tectónicas. Tampoco se ha observado algún patrón o ciclo regular que permitiera saber cuándo son más probables. Y se sabe que no hay un único factor que los desencadene, por ejemplo, la acumulación de tensión en una falla puede producir el movimiento, pero también cambios de presión o cambios en la actividad volcánica. Todos estos factores hacen que sea imposible por el momento hacer predicciones sobre los temblores.

Referencias:

ChatGPT, OpenAI 

The science of Earthquakes, US Geological Survey

Servicio Sismológico Nacional 

Por Agencias