Según cifras de la Encuesta Nacional de salud y Nutrición 2022, la prevalencia de diabetes en la población mexicana tuvo un aumento paulatino de 14.4% en 2006 a 18.3% el año pasado, es decir, la padecen en la actualidad poco más de 14.5 millones de habitantes, siendo la segunda causa de muerte y la primera de discapacidad en el país.

No está de más recordar que la diabetes es una enfermedad crónica asociada con el desarrollo de padecimientos cardiovasculares, cerebrovasculares y renales, así como causa de ceguera y amputaciones de extremidades inferiores. Esto debido a factores crecientes como el sobrepeso, la obesidad y el sedentarismo, entre otros.

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De acuerdo con un artículo publicado en la revista Salud Pública en México a principios de 2023, la prevalencia de la diabetes en el país «es elevada e implica un reto importante de atención para el sistema de salud (…) Desde el enfoque de prevención primaria, se requiere desarrollar y fortalecer acciones que contribuyan a un ambiente y decisiones saludables por parte de la población para reducir la ingesta de bebidas azucaradas y alimentos ultraprocesados (corrida chatarra), incrementar el consumo de agua simple, alimentos frescos y naturales, y aumentar la actividad física desde edades tempranas«.

A decir de los autores del artículo, difundido por el Instituto Nacional de Salud Pública, a esas medidas primarias deben sumarse las de prevención secundaria, implementando «modelos de atención con un enfoque integral para las personas que viven con diabetes«.

Una parte sustancial de dicha atención consiste en la administración de fármacos para controlar la glucosa, destacando entre ellos la glibenclamida. Se trata de un medicamento que regula los niveles de glucosa en la sangre de los enfermos de diabetes, pues como bien se sabe, cuando esos niveles caen por debajo de 70 mg/dl, el paciente puede presentar un cuadro de hipoglucemia, cuyos principales síntomas van desde fatiga, sudoración, visión borrosa, mareos y somnolencia, hasta infartos o daños neurológicos.

Si bien la glibenclamida controla eficazmente los niveles de glucosa, el organismo del paciente puede generar resistencia al fármaco, siendo necesario aumentar la dosis diaria necesaria de cinco hasta 25 mg, a fin de lograr la eficacia del medicamento, aunque con peligros para la salud del enfermo.

Para evitar esos riesgos, especialistas del laboratorio 12 de sistemas transdérmicos y materiales nano estructurados de la unidad de investigación multidisciplinaria, perteneciente a la Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán de la Universidad Nacional Autónoma de México, han desarrollado una suspensión de glibenclamida a partir de nanopartículas poliméricas que podrían sustituir a la presentación en tabletas de dicho fármaco y disminuir los efectos negativos en el organismo por la ingesta de elevadas dosis del medicamento.

El doctor José Juan Escobar Chávez, coordinador del laboratorio 12, explica que se trata de “una suspensión de nanopartículas con glibenclamida en su interior, similar a las cápsulas de gelatina usadas con antiinflamatorios, pero de tamaño manométrico, lo cual permite, con una cantidad cinco veces menor, obtener un efecto similar al de las tabletas tradicionales de cinco miligramos”.

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En su calidad de químico farmacéutico biólogo, el doctor Escobar Chávez agrega, “con la nano suspensión, cuatro o cinco mililitros administrados en una sola toma, se logran los efectos terapéuticos asociados a 20 mg de glibenclamida”.

Acerca de las ventajas del nuevo medicamento desarrollado, el doctor Omar Rodrigo Guadarrama, colaborador del proyecto, destaca que “disminuirían los efectos adversos y, por su tamaño nano métrico, actuaría de forma más rápida sobre el páncreas, su órgano blanco. El uso de polímeros inteligentes, llamados así por responder a estímulos externos y administrar el fármaco bajo ciertas condiciones, permite que este no se libere en pH ácido y evita que las nanopartículas se degraden en el estómago antes de llegar a su objetivo”. Además, por su presentación líquida, es más fácil para el paciente ingerir la nueva medicina con un dosificador, evitando en ello, la incomodidad de deglutir tabletas. Por si fuera poco, al resultar relativamente simple su proceso de elaboración, su costo sería considerablemente más bajo.

Por Agencias