Más allá de su simbolismo ancestral o su connotación criminal, el tatuaje es una valiosa herramienta para la indagación forense. Esto último de acuerdo con el estudio de Laura Corrales Blanco, reconocido como la Mejor Tesis de Maestría en la entrega de Premios 2023 del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

Estudio de los cuerposShutterstock

Este trabajo académico propone una metodología para que los especialistas de órganos judiciales, fiscalías y servicios médicos forenses, asi como los familiares de personas desaparecidas, puedan identificar más rápida y certeramente sus posibles restos.

A decir de la maestra en Antropología Física por la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), «el tatuaje puede individualizar, lo cual reduce los universos de búsqueda, así como actuar como complemento de otras técnicas forenses, pero también logra identificar si pensamos en las pocas posibilidades que existen de que dos personas tengan la misma cantidad de tatuajes, con los mismos diseños, colores y ubicaciones». La autora de la investigación titulada Lo que perdura: el tatuaje como herramienta para la identificación forense plantea que, en materia forense, hay dos tipos de formularios utilizados en caso de desaparición: el primero, denominado ante mortem (AM), es llenado con los datos proporcionados por los familiares o allegados de la persona cuando se presenta la denuncia; el segundo, denominado post mortem (PM), es completado con la información observada por los especialistas durante el proceso de necropsia.

Respecto a la metodología que propone, Corrales Blanco explica que consiste en vaciar los formularios AM y PM en una base de datos e ir filtrando, por ejemplo, «si en un PM tenemos a un femenino con un tatuaje de mariposa en el dedo anular derecho, contrastarlo con el AM y, si se presenta una coincidencia, se procede entonces con fotografías o estudios de ADN para confirmar al ciento por ciento la identidad».

Para llevar a cabo su estudio, la antropóloga utilizó como fuentes primarias los informes sobre personas tatuadas y sin identificar de la Plataforma Nacional de Transparencia. Además recabó, mediante entrevistas, el testimonio de gente tanto tatuada como no tatuada, tatuadores, familiares de desaparecidos y trabajadores forenses, a fin de conocer los diferentes aspectos de las marcas grabadas en la piel, sobre todo las relacionadas con el proceso de identificación de cuerpos.

Laura Corrales Blanco, reconocido como la Mejor Tesis de Maestría en la entrega de Premios 2023 del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).IDENTIFICACIONHUMANA.MX

Al respecto, la especialista de la ENAH expone que “en las oficinas de búsqueda hay aspectos por mejorar a la hora de preguntar y consignar señas particulares, como los tatuajes. Y en el caso de familiares o seres queridos es necesario dejar de lado estereotipos, y conocer las características y partes en los que las personas están tatuadas, ya que tan sólo un dato equivocado puede llevar a una identificación fallida”.

Entre las cifras y datos obtenidos por la maestra Corrales Blanco, a partir de su investigación sobre el tatuaje como herramienta de identificación forense en México, destacan los siguientes: 

El 84% de los encuestados no tatuados considera que el tatuaje puede ser una buena herramienta para la identificación forense, el 3% opina que no y el 13% dice no saber.

El 73% de estos encuestados ha sabido de casos en los cuales se identifican a personas por sus tatuajes y el 27% no se ha enterado de alguna situación así.

Al 43% de los mismos encuestados le parece una buena idea que exista un registro oficial de personas tatuadas para efectos de identificación, al 23% no le parece, otro 23% dice no saber y al 11% le parece que sí, pero con matices.

El 95% de los encuestados tatuados considera que el tatuaje puede ser una buena herramienta para la identificación forense, el 1% opina que no y el 4% dice no saber.

El 81% de estos encuestados ha sabido de casos en los cuales se identifican a personas por sus tatuajes y el 19% no se ha enterado de alguna situación así.

El 68% de estos encuestados considera que, en caso de desaparecer, sus seres queridos podrían describir sus tatuajes, el 7% opina que no podrían y el 25% no sabe si podrían hacerlo o no.

Finalmente, al 44% de los mismos encuestados le parece una buena idea que exista un registro oficial de personas tatuadas para efectos de identificación, al 27% no le parece, el 22% dice no saber y al 7% le parece que sí, pero con matices.

Por Agencias