Hablas de la paternidad de un modo que parece similar a la actuación. Como una evaluación interna de crecimiento y estiramiento.

Sí. Al mismo tiempo, es lo único que tengo. A ver, no soy muy inteligente. Está bien, puedo vivir con eso. No soy muy inteligente.

Nada de comentarios negativos en esta mesa.

[Ríe] Vale. Bien, bien. Quiero decir, no sé mucho de nada, y eso incluye la actuación. Lo único que puedo prometerte es compromiso.

Tu carrera es como un patrón de ondas. Algunas grandes películas de Hollywood, pequeñas películas españolas, motivadas por cualquier impulso artístico que creo que sientes en ese momento. ¿Hay algo que hayas considerado un fracaso, pero que no haya cumplido tus expectativas?

Sí, o sea, una cosa que he aprendido es que nunca sabes lo que va a pasar. Hice Sin lugar para los débiles en un año en el que tenía dos proyectos. Uno se llamaba Sin lugar para los débiles y el otro El amor en los tiempos del cólera, basado en un libro increíble de Gabriel García Márquez que me encantó. Fui a hacer Sin lugar para los débiles porque quería trabajar con los Coen, pero no estaba seguro. Pensé que era demasiado americana para mí. Interpreto a un asesino psicópata con ese corte de pelo…. Estoy en medio de Texas. No sé una mierda de esta cultura. “Va a ser un desastre”, juro por dios que así me sentí todo el tiempo, aun sabiendo que estaba en las grandes manos de los Coen. Pero de nuevo, nunca vi a Tommy Lee Jones o a Josh Brolin en el set. Era solo yo matando gente. Así que pensé que era un desastre. Luego fui a Colombia a rodar El amor en los tiempos del cólera, en la que tengo que interpretar a este personaje de los 19 o 20 a los 70 años. Y me encantó, lo puse todo en ello y me volqué de verdad. Las dos películas se estrenaron al mismo tiempo.

Ganaste un Oscar por una de ellas.

¿Quién se acuerda de la otra? Nadie. Así que nunca se sabe.

Has trabajado con tantos grandes directores. Los Coen, Denis Villeneuve, Sam Mendes. ¿Quién está en la lista de directores con los que te gustaría trabajar?

Si tengo que elegir a uno, diría Steven Spielberg. He visto E.T. 24 veces. Mis padres se separaron cuando yo era pequeño. Mi padre estaba bastante ausente. En cierto modo me sentí un niño muy abandonado. Más allá del amor de mi madre y de mis hermanos, sentía que había una parte de mí que ya no era alimentada. Creo que, cuando vi esa película, tenía 14 años. Conecté profundamente con Elliott y con E.T., porque él también está abandonado. Son dos almas abandonadas que intentan encontrar el amor para mantenerse unidas, para pertenecer a una familia. Y al mismo tiempo, lo duro que es para el amor decir adiós al otro, por el bien del otro, ¿sabes? [En este punto, Bardem está llorando. Yo también.]


Un espectador de cine sentado con palomitas

Desde Duna: Parte Dos hasta Deadpool 3, estas son las cintas que no podemos esperar para ver en este año que comienza.


Creo que voy a llorar hablando de E.T.

Lloro cada vez que veo esa película. Lloro hasta el punto de que mis hijos a veces ponen la película y yo digo “no, no quiero verla”.

Es simplemente devastadora.

En la época de mi primera nominación [al Oscar] por Antes que anochezca, Steven me llama para hablar de Minority Report y voy a su despacho, me siento y lo primero que veo es a E.T. en la bicicleta. El de verdad. Entonces, claro, se me saltaron las lágrimas y me dije «aguanta, hijo de puta. No puede verte así”.

¿Para qué papel te estaba considerando?

Era el papel que hizo Colin Farrell, pero coincidió que yo estaba haciendo una película española y no pude hacerla.

Creo que no te he visto hacer ninguna comedia. ¿Es algo que te gustaría hacer?

Me encantaría hacer una comedia romántica.

¡Sí! Deberías interpretar a un piloto de F1 que encuentra el amor.

Exactamente. ¡Y es Brad Pitt!

Artículo originalmente publicado en WIRED US, adaptado por Amira Saim.

Grooming: Kristen Shaw/The Wall Group; directora de fuego provocado: Jena Jenkins

Por Agencias

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