Quienes estudian la música como arte y comunicación llevan cientos de años preguntándose qué es lo que hace que algo suene bien para el cerebro humano. La respuesta consensuada es que la música resulta agradable porque expresa y se vale de una relación matemática entre las frecuencias de las notas que componen un acorde. Se supone, entonces, que el cerebro responde mejor a las ondas que mantienen cierta simetría y proporción entre sí. Los instrumentos occidentales actuales, como el piano, están diseñados para incluir los sonidos previstos por tal simetría y proporción y para excluir otros.

Sin embargo, un reciente estudio publicado en Nature Communications sobre la consonancia y su influencia en los mecanismos psicoacústicos de las personas propone que no hay tal cosa como una armonía musical estética universal. Los seres humanos pueden apreciar intuitivamente y sin instrucción cultural el sonido de instrumentos que no están diseñados para producir las notas de la escala más común en occidente e, incluso, parecen inclinarse por la imperfección en la proporción entre frecuencias.


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La música, las matemáticas y las escalas musicales

Las escalas musicales son el resultado de la división regular de frecuencias en ciertas fracciones. Si tomamos una frecuencia y dividimos su longitud de onda a la mitad, el resultado es lo que se conoce como la octava de la primera. Dos frecuencias, una octava de la otra, son armónicas cuando se tocan al mismo tiempo. Si tomamos una frecuencia y la dividimos en tres partes y tomamos la frecuencia que coincide con dos tercios de la primera, estaremos tocando su quinta. Dos frecuencias, una quinta de la otra, también son armónicas, aunque de manera diferente. La combinación regular de octavas y quintas de una frecuencia original da como resultado las escalas musicales y sus notas específicas.

La escala pentatónica, compuesta por cinco notas y característica de la música oriental, contiene frecuencias que son octavas y quintas de una frecuencia original dada. La música de occidente también y está casi toda ella compuesta por siete notas (Do, Re, Mi, Fa, Sol, La, Si) que son las primeras siete quintas de la frecuencia de una cuerda de guitarra. Con estas siete notas se componen la escala mayor y la menor. La escala de 12 notas, como las que hay en una octava de piano, es conocida como cromática. Contiene siete notas principales más cinco intermedias.

Según los registros, el filósofo y matemático griego Pitágoras habría sido el primero en observar la existencia de la relación proporcional entre las notas musicales. Modeló esta relación de manera geométrica y postuló que la belleza de una escala tiene por base la perfecta proporción entre sus notas. La concepción pitagórica de la naturaleza estaba, en general, dominada por la idea de que el universo viene compuesto por fenómenos que guardan relaciones proporcionales de esta naturaleza (como el movimiento regular de los astros) y su influencia llevó a la idea de que cualquier expresión musical que resulte armónica y agradable está compuesta por sonidos que guardan distancias proporcionales unos de otros.

Por Agencias

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