El ciclo de reboots que comenzó con el Final Fantasy VII Remake de 2020 fue un riesgo creativo. Transformó un único juego de PlayStation en una trilogía destinada a reconstruir uno de los RPG más aclamados de todos los tiempos. Remake era una visión más lenta y elaborada del amado éxito de Square Enix de 1997; tomaba las primeras horas del original y las convertía en un videojuego independiente. Y funcionó. Remake era un título emocionante y fácil de amar, en el que los personajes icónicos, como Cloud Strife y Aerith Gainsborough, se sentían como versiones totalmente desarrolladas de sus anteriores homólogos poligonales.

Con Final Fantasy VII Rebirth, las apuestas son todavía mayores. En lugar de estar limitado a la ciudad de Midgar, su escenario es todo el mundo de Gaia y las repercusiones que han tenido en él las maquinaciones políticas y planetarias de Shinra. Square Enix ya consiguió lo imposible: Remake tomó una historia que los fans conocían de memoria y le dio la vuelta a esas expectativas con unos cuantos giros argumentales importantes y la promesa de un “viaje desconocido” al terminar los créditos. Con Rebirth, la compañía cumple esa promesa y en el proceso establece un nuevo estándar para todos sus próximos juegos de Final Fantasy.

Por qué vale la pena jugar Final Fantasy VII Rebirth

Final Fantasy VII Rebirth, que saldrá a la venta la semana que viene, retoma el juego inmediatamente después del final de Remake. Cloud y la banda escaparon de Midgar como fugitivos y ahora van a la caza de Sephiroth. Su tarea les llevará por un camino similar al del original, desfiles en Junon, el Gold Saucer estilo Las Vegas, una búsqueda espiritual en el Cañón Cosmo, pero Rebirth aprovecha su libertad ampliando la historia del título y añadiendo nuevos argumentos.

Es una historia más robusta en todos los sentidos. El territorio está dividido en diferentes regiones, enormes mapas de mundo abierto con torres que escalar, exploración, misiones secundarias, captura de “chocobos”, luchas contra demonios, un nuevo juego de cartas y muchas más experiencias. Rebirth es tan grande como los jugadores quieran que sea; si te interesa más recorrer a tiros la historia principal, no hay ninguna penalización por saltarte tramas secundarias que te concederán tiempo extra con tu grupo. Rebirth pudo limitarse a únicamente mejorar los gráficos y la jugabilidad y darlo por terminado; en lugar de eso, despeja un mundo que parece vivo.

Rebirth es muy parecido a Remake pues el estilo de combate, los conjuntos de habilidades y los enemigos te resultarán familiares, pero itera sobre esos sistemas. Los árboles de habilidades añaden un nivel de personalización a los movimientos de los personajes y el grupo expandido de Rebirth se traduce en más estilos de lucha y combinaciones que probar. El trabajo en equipo es la estructura subyacente del juego. En la batalla, los personajes se alían para realizar movimientos especializados. Fuera de ello, Square Enix añadió un nuevo sistema de relaciones que ayuda a determinar los desenlaces de la historia, como qué cita tendrás en el Gold Saucer.

Por Agencias

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