Para la civilización maya ubicada en la Península de Yucatán, los cenotes han sido de gran importancia tanto religiosa como cotidiana, esto debido a que son, junto con el agua de lluvia, la única fuente de agua potable en la región.

Hablar de ellos prácticamente es sinónimo de la Península de Yucatán, ya sea que vayamos a Campeche – al Cenote Azul, por ejemplo-, a Quintana Roo – con la laguna de Bacalar, alimentada por tres cenotes – o a Yucatán, donde incluso existe una enorme zona llamada “el anillo de cenotes”, conformada por 99 de estos cuerpos de agua.

La formación de los cenotes

En la Península de Yucatán, el anillo de cenotes es producto del cráter de Chicxulub, el meteorito que se considera inició una reacción en cadena que dio lugar a una de las grandes extinciones de nuestro planeta – en la cual perecieron los dinosaurios enormes – hacia finales del Cretácico, aproximadamente hace 65 millones de años

Debemos ser conscientes que contaminar los cenotes tiene un impacto negativo para toda la biodiversidad de la Península, incluyéndonos.arthur enselme /iStock

Pero la presencia de cenotes como tal está determinada por un tipo de suelo en específico, conocido como kárstico. Está conformado por rocas como la caliza, dolomía, yeso, entre otras, compuestas por minerales solubles en agua, lo cual ocasiona que el techo de cavernas o el suelo colapsen, revelando las masas de agua subterránea dentro de ellos.

Existen diversos tipos de cenotes, abiertos, semicerrados – o semiabiertos – y cerrados, los cerrados son aquellos que se encuentran dentro de cuevas en el subsuelo y no están expuestos directamente al exterior. Estos suelen presentar niveles bajos de nutrientes, ya que las especies fotosintéticas no pueden desarrollarse en ellos.

Los semiabiertos están relativamente expuestos al exterior, en ellos solo una parte del techo ha colapsado, lo cual brinda un espectáculo maravilloso a ciertas horas del día cuando los rayos de luz penetran la oscuridad de la cueva.

Este tipo de cenotes son espectaculares.jtphotos11 /iStock

Por el contrario, los abiertos son aquellos donde el cuerpo de agua está completamente expuesto al exterior y recibe gran cantidad de luz solar, en ellos la biodiversidad puede ser mucho más abundante porque hay un mayor flujo de nutrientes tanto de especies que viven en él como de otras que solo los usan de paso.

El cenote más profundo de México

Los cenotes abiertos a veces están a nivel de suelo, lo cual permite su aprovechamiento de una forma más sencilla, no solo como reservorio de agua potable sino también como atractivo turístico por la facilidad que ofrecen para nadar en ellos.

Pero en otras ocasiones la distancia entre la superficie del agua y la terrestre puede ser considerable y su misma formación provoca que entre ambas haya acantilados prácticamente insuperables si no se cuenta con equipo adecuado o una infraestructura para ello.

Justo a este último tipo pertenece el cenote más profundo de México, ubicado en el municipio de Aldama, Tamaulipas.

Aunque a simple vista no lo parezca, las profundidades de este cenote lo hacen de interés inclusive para la NASA.Abi Aguilar /Facebook

Conocido como El Zacatón, por las pequeñas islas de pasto que crecen en la superficie del agua, este cenote difiere mucho de las cristalinas aguas de los cenotes de la Península de Yucatán debido a que su origen es volcánico.

Esto lo hace rico en azufre, lo que provoca que su densidad sea elevada, haciendo más difícil nadar y bucear en él, además de que hacerlo implica como mínimo salir con un olor nada agradable.

Sin embargo, estas mismas características convirtieron a El Zacatón, la Poza Verde, el Caracol, la Pilita y Poza Azufrada, los otro cuatro cenotes interconectados a él en el Rancho La Azufrosa, en objeto de estudio para probar el robot Deep Phreatic Thermal Explorer (DEPTHX) – patrocinado por la NASA – con el objetivo de que este llegara a Europa, una de las lunas de Júpiter.

Una misión espacial en Tamaulipas

Gracias a DEPTHX sabemos que El Zacatón – cuyo diámetro es de 140 metros – cuenta con una profundidad de 338 metros, 20 metros desde el suelo hasta la superficie del agua y 318 metros hasta el fondo subacuático.

Pero no solo eso, dentro de las misiones del robot autónomo también estaba obtener muestras de las profundidades del cenote, y gracias a ellas se pudieron descubrir al menos 100 diferentes microorganismos, entre los cuales había seis nuevas divisiones de bacterias.

El DEPTHX visitó también los otros cenotes de este rancho.Marc Airhart /Wikimedia Commons

Estando a una profundidad donde la luz del sol no llega, en lugar de hacer fotosíntesis estos microorganismos están especializados en obtener energía a partir de compuestos químicos, como el ácido sulfhídrico. A esto se le conoce como quimiosíntesis.

Sabemos que la biodiversidad en los cenotes es muy especial, ya que en el inframundo las condiciones que encuentran los organismos, tanto pequeños como grandes, son muy distintas a las que tenemos en la superficie. El Zacatón es asombroso no solo por ser el cenote más profundo de nuestro país, sino también por la increíble biodiversidad que se encuentra en sus aguas.

Referencias:

Por Agencias