El Día de Muertos, una de las festividades más arraigadas en la cultura mexicana, es un momento en el que se rinde homenaje a nuestros seres queridos que han fallecido. Uno de los elementos centrales de esta celebración es la ofrenda, un altar cuidadosamente decorado y preparado con una variedad de alimentos y objetos simbólicos.

Una pregunta que ha intrigado a muchos es si los alimentos ofrendados pierden su sabor después de ser consumidos por las ánimas de los difuntos. Una nueva perspectiva sobre este fenómeno se ha revelado a través de la investigación de Catherine Good, autora del libro El trabajo de los muertos en la Sierra de Guerrero.

La pérdida del sabor de la comida en las ofrendas

El misterio comienza con la aparente transformación de los alimentos que se colocan en el altar, ya que días después de haber sido ofrendados, se constata que han perdido gran parte de su sabor.

En comparación con un plato cocinado un día anterior, que a menudo resulta apetecible al ser recalentado, los alimentos que fueron ofrendados parecen haber perdido algo más que su temperatura. Se ha argumentado que estos manjares habrían perdido su “energía vital” o esencia, lo que los vivos no pueden percibir pero que es crucial para la conexión con las ánimas de los difuntos.

Catherine Good, autora de El trabajo de los muertos en la Sierra de Guerrero, ha profundizado en este tema a través de su investigación en la Sierra de Guerrero. Sus hallazgos arrojan luz sobre la aparente pérdida de sabor en los alimentos ofrendados.

En el corazón de su estudio se encuentra la idea de que las ánimas, al “consumir” los manjares, no se apropian de los alimentos en un sentido tradicional, ya que carecen de un cuerpo físico que les permita tocar, distorsionar o comer. En cambio, lo que los difuntos absorben de las ofrendas es la esencia más impalpable y sutil.

La ofrenda de Día de MuertosShutterstock | AGCuesta

El proceso de consumo de las ánimas

Uno de los aspectos cruciales de este proceso es que las ánimas se llevan consigo el aroma de los alimentos. Esta fragancia es una parte fundamental de la experiencia de disfrutar de la comida, y su ausencia es lo que hace que los platillos ofrendados parezcan haber perdido su sabor. A pesar de que los alimentos conservan su materialidad, su esencia es sustraída, lo que resulta en una experiencia gustativa empobrecida.

El término “ahhuyacayot” se utiliza para describir esta esencia, que se compone de fragancia, claridad, calor y humo. Aunque las ofrendas parecen permanecer físicamente intactas, están vacías de este contenido energético, lo que contribuye a la pérdida de sabor experimentada por quienes las consumen después de haber sido ofrendadas.

El papel del vapor en la ofrenda

La investigación de Good también destaca un aspecto intrigante relacionado con el uso del vapor en las ofrendas. En algunas tradiciones, como en Naupan, se colocan panes sobre tazas de café hirviente. La lógica detrás de esto es que el vapor del café caliente humedece el pan, permitiendo a los difuntos saborearlo. Se cree que lo que se ofrece a los difuntos es la esencia de la vida, que pasa a través del aroma y el vapor de los alimentos.

Este enfoque refleja la creencia de que la relación entre los vivos y los muertos no está limitada por la muerte física, y que la esencia de la vida puede trascender los límites de lo palpable.

El trabajo de Catherine Good arroja nueva luz sobre el fenómeno de la pérdida de sabor en los alimentos ofrendados a las ánimas. Si bien es un enigma que ha intrigado a muchos, su investigación sugiere que esta pérdida no está relacionada con cambios físicos en los alimentos, sino más bien con la absorción de su esencia por parte de las ánimas.

Este proceso resalta la profunda conexión entre los vivos y los muertos en la celebración del Día de Muertos y arroja luz sobre las complejidades de la experiencia culinaria en esta festividad tradicional.

¿Qué dice la ciencia sobre la pérdida del sabor en los alimentos?

La pérdida de sabor en los alimentos que han estado expuestos a la intemperie durante algunos días puede estar relacionada con varios factores científicos. A continuación, se detallan algunas de las razones principales:

  • Oxidación: La exposición al oxígeno del aire puede causar la oxidación de los compuestos orgánicos presentes en los alimentos. Esto puede afectar a los sabores y aromas de los alimentos, ya que los radicales libres formados durante la oxidación pueden reaccionar con compuestos aromáticos y volátiles, alterando su estructura química y, por lo tanto, su sabor.
  • Descomposición microbiana: Los microorganismos, como bacterias y levaduras, pueden crecer en los alimentos cuando se exponen a la intemperie. Estos microorganismos pueden producir subproductos metabólicos que afectan el sabor de los alimentos, a veces generando sabores desagradables o ácidos.
  • Pérdida de humedad: La pérdida de agua de los alimentos, ya sea por evaporación o por la acción de microorganismos, puede concentrar los sabores y hacer que los alimentos se vuelvan más secos y menos sabrosos.
  • Fotodegradación: Algunos alimentos, especialmente aquellos ricos en grasas y aceites, pueden ser sensibles a la luz solar y experimentar cambios en su composición química debido a la fotodegradación. Esto puede afectar su sabor y aroma.
  • Cambios en la temperatura: La variación de la temperatura a la que se exponen los alimentos en la intemperie también puede influir en la pérdida de sabor. Las fluctuaciones de temperatura pueden acelerar reacciones químicas que alteran los compuestos aromáticos y volátiles.
  • Reacciones químicas: Los alimentos contienen una amplia gama de compuestos químicos que interactúan entre sí. La exposición a la intemperie puede desencadenar reacciones químicas que modifican la composición de los alimentos y, por lo tanto, su sabor.

Referencias: 

Eshelman, C. G. (1996, 27 diciembre). El trabajo de los muertos en la sierra de Guerrero. https://nahuatl.historicas.unam.mx/index.php/ecn/article/view/77981

Por Agencias