Estamos a unos días de la celebración más emblemática de la cultura mexicana, Día de Muertos. Reconocida en todo el mundo y celebrada por millones de personas no solo en México, sino allá donde nuestros compatriotas abunden, como pueden ser Estados Unidos o España.

Si bien la tradición dicta que durante estos días recibiremos la visita de nuestros familiares difuntos, muchas personas desde hace años han comenzado a incorporar a la celebración a la familia no humana, es decir, nuestras mascotas.

Esta plasticidad en la celebración bien podríamos decir que viene de origen, ya que, como probablemente sepan, el Día de Muertos como lo conocemos es una mezcla entre las tradiciones prehispánicas y los esfuerzos de la Iglesia por evangelizar a la población, por medio de incorporar las festividades religiosas de ambas culturas.

En épocas prehispánicas el culto a los muertos ya existía como tal, pero los rituales en realidad se hacían durante todo el año. De acuerdo a Diana Martínez Yrizar, académica del Instituto de Investigaciones Antropológicas (IIA) de la Universidad Nacional Autónoma de México, las ofrendas a los muertos se asociaban con la época agrícola, esperando la ayuda para obtener buenas cosechas.

Por su parte, Ana Bella Pérez Castro, directora del IIA, explica que de la tradición española viene la de ofrendar en los días de los fieles difuntos, donde se les rezaba a los fallecidos porque se creía que sus almas pedían permiso para venir en días especiales, celebración se introduce con la religión católica, en la Conquista, y se fusiona y evoluciona con las tradiciones propias de México.

Celebrando a toda la familia

La relación de los mexicanos con la muerte es algo peculiar en todo el mundo, ya que esperamos con los brazos abiertos a nuestros difuntos para convivir con ellos un poco más durante los últimos días de octubre y los primeros de noviembre. Es en estas fechas cuando colocamos en altares que les dedicamos diversidad de objetos y alimentos que disfrutaron en vida.

Las ofrendas varían incluso entre estados, sin embargo cuentan con muchos elementos en común.agcuesta /iStcok

Desde luego que las mascotas se vuelven una parte fundamental de nuestra familia, y por ello cuando algún accidente, enfermedad o simplemente la edad nos separan de ellos, les guardamos luto como a cualquier persona. Y como en estas fechas el luto viene acompañado de celebración de vida, lo más natural es que también ellos tengan un lugar en la ofrenda que colocaremos.

¿Cuándo y qué poner en la ofrenda?

La tradición dicta que las mascotas sean las primeras en llegar, ya que el día que las recibimos es el 27 de octubre. Como cabe esperar, a ellas también hay que ponerles las cosas que más disfrutaron en vida, como pueden ser:

● Alimentos como croquetas, sobres, alpiste, semillas de girasol, grillos, etc. Evidentemente depende de la especie que hayas tenido, una serpiente no come lo mismo que un gato.

● Un platito con agua, elemento indispensable para las ofrendas y para la vida

● Juguetes favoritos o algún elemento de su estancia donde estuviera más cómodo, como pueden ser los sitios de descanso de las tortugas, por ejemplo.

● Flores de cempasúchil y veladoras, para que pueda encontrar el camino a casa

● Fotografías, para que admiremos y recordemos su belleza

En este caso, las croquetas y su ratón esperan al felino de la casa.Simone Hogan /Shutterstock

Eso sí, hay que tener muy en cuenta si ya tenemos más mascotas en casa, en cuyo caso hay que tomar precauciones extra para que los vivos no hagan un desastre con la ofrenda a los fallecidos. Esto es especialmente importante con animales como perros y gatos que en casa suelen tener más libertad de ir y venir, y que un alimento en una mesa – donde es usual poner las ofrendas – lo consideren para ellos.

Durante milenios la humanidad se ha llevado a sus mascotas al más allá, nuestros ancestros enterraban y sacrificaban perros y otros animales para representar el camino al Mictlan y la ayuda que los xoloitzcuintles prestarían a sus dueños en muerte. Por su parte, los gatos, tanto eran adorados y se les rendían todos los honores cuando fallecían, como eran sacrificados para acompañar a los difuntos en Egipto.

Pero otras tantas decenas de especies, como hurones, caballos o distintas aves, a las que hemos domesticado; así como animales como tortugas, serpientes y otros que todavía no domesticamos pero que llamamos mascotas, son extrañados una vez que fallecen, así que ¿por qué no hacerles una ofrenda también para celebrar su vida más allá de la muerte?

Referencias:

Por Agencias