La uva que renació en Chile

Frutal, aterciopelada, de color rojo profundo, con notas herbales, ahumadas, especiadas y terrosas. La uva carmenere no solo se destaca por brindar un vino ideal para maridar con asados y carnes a la parrilla, también es un testimonio vivo de supervivencia y resiliencia que cuenta una historia única.

Originaria de la región de Médoc de Burdeos, en Francia, la carmenere ha experimentado una historia tumultuosa que la llevó al borde de la extinción solo para ser redescubierta y florecer en los valles de Chile, donde se ha convertido en uno de los vinos tintos más populares del país y del mundo entero.

La uva carmenere no solo se destaca por brindar un vino ideal para maridar con asados y carnes a la parrillaAndrey Maximenko/ iStock

La gran plaga del vino

La carmenere es una variedad de uva que pertenece a la familia del cabernet. Su nombre proviene de la palabra francesa “carmin”, que hace referencia al color de su follaje antes de la caída de sus hojas. En su lugar de origen, la carmenere era considerada una de las seis uvas tintas nobles junto con el cabernet sauvignon, cabernet franc, merlot, malbec y petit verdot. Era preciada por su capacidad para producir vinos tintos oscuros y se utilizaba a menudo en mezclas con petit verdot para añadir complejidad y equilibrio a los vinos.

Sin embargo, a mediados del siglo XIX, un pulgón de América del Norte llamado filoxera se extendió por Europa, amenazando con devastar los viñedos del continente. La plaga fue introducida de manera accidental, posiblemente a través de importaciones de plantas y algunas variedades de uvas americanas. La devastación causada por la filoxera fue extensa y afectó regiones vinícolas completas en Francia, España, Alemania, Portugal, Suiza, Hungría e Italia, entre otras.

En un intento desesperado por salvar las vides y las cosechas, los viticultores europeos exploraron diferentes métodos de control de la plaga, aunque ninguno tuvo éxito en sus primeras etapas. Finalmente, se descubrió que el injerto de vides europeas en las raíces de vides americanas era el método más efectivo para prevenir la infestación de la filoxera. Este enfoque permitió salvar las vides, pero a costa de la diversidad de las cepas de uva, ya que muchas variedades antiguas fueron reemplazadas por los nuevos injertos.

La crisis de la industria vinícola en Europa fue larga y complicada, pero a medida que se restauraban los viñedos surgió un nuevo desafío: el rescate de la carmenere. Aunque se creía que se había extinguido en Europa, algunos esfuerzos se centraron en replantarla. Sin embargo, los viticultores se enfrentaron a un problema importante: la carmenere era difícil de encontrar y aún más difícil de cultivar en comparación con otras variedades de uva. Sus rendimientos eran bajos y los cultivos rara vez eran saludables. Como resultado, la plantación de carmenere se fue abandonando de manera paulatina.

Hoy día, Chile es el hogar distintivo de la carmenere.dalomo84/ iStock

Chile y el renacimiento de la Carmenere

Aunque esta uva enfrentaba una situación precaria en su tierra natal, sin saberlo, los viticultores chilenos importaron esquejes de carmenere desde Burdeos y los plantaron en los valles alrededor de Santiago, en el centro del país, donde un clima similar al del Mediterráneo proporcionaba condiciones ideales para el cultivo.

Frecuentemente confundida con merlot debido a sus similitudes en apariencia, la carmenere se mezcló con merlot durante décadas en el país sudamericano, dando lugar a un merlot chileno con un sabor único y distintivo. Incluso llegó a representar hasta 50% de la cosecha del país durante el siglo XX, lo que le permitió a Chile convertirse en uno de los principales productores de vino a nivel internacional.

Sin embargo, el renacimiento de la carmenere como variedad única ocurrió en 1994, cuando un investigador de la facultad de enología de Montpellier descubrió que la uva del “merlot peumal” de Chile era, en realidad, la extinta carmenere de Burdeos. Este hallazgo llevó al reconocimiento oficial de la carmenere como una variedad distinta por parte del Ministerio de Agricultura chileno en 1998. Desde entonces, la carmenere se ha convertido en un emblema de la industria vitivinícola chilena.

El que no toma vino, ¿A qué vino?

Hoy día, Chile es el hogar distintivo de la carmenere. Cada región del país se ha destacado en su producción, aportando sus matices y características únicas entre una amplia variedad de opciones como las producidas en los valles de Colchagua, Maipo, Rapel, Curicó y Maule.

Sin embargo, la carmenere también ha encontrado su lugar en otras regiones vitivinícolas que incluyen las regiones del Véneto y Friuli-Venecia Julia, en Italia; California y Walla Walla, en el estado de Washington, Estados Unidos; Australia, y Nueva Zelanda.

Hoy, la carmenere sigue siendo apreciada por su sabor distintivo y sus cualidades únicas. Los viticultores chilenos continúan perfeccionando las técnicas de cultivo que han llevado a una calidad constante en los vinos que producen, mientras que su sabor único y su historia la convierten en una opción emocionante para los amantes del vino de todo el mundo. 

Por Agencias