Hablando de las imágenes más representativas de México, hay pocas cosas que superen el escudo nacional. Como bien sabemos, este está inspirado por el mito de la fundación de Tenochtitlan, nuestros ancestros tenían que encontrar un águila parada sobre un nopal, una de las cientos de especies de cactáceas que tienen una gran importancia cultural, económica y alimentaria en nuestro país.
El 10 de octubre festejamos el Día Nacional de las cactáceas, una familia de plantas con múltiples adaptaciones para la vida en ecosistemas con características climáticas bastante complicadas, como lo son hábitats desérticos y semidesérticos. Por ello es muy probable, especialmente si eres de los que todas sus plantas mueren, alguien te haya dicho que es casi imposible que una cactácea perezca bajo tu cuidado.
Sin embargo, como cualquier planta, requieren de ciertos cuidados, y las poblaciones silvestres en especial necesitan de que seamos muy conscientes de las múltiples afectaciones que les causamos tanto directa como indirectamente. A continuación te presento algunos datos curiosos de estas plantas.
Lugar de origen
Las cactáceas se pueden encontrar de forma nativa en toda América, es decir, son originarias de nuestro continente, y muchas especies lo son, de manera tal vez más significativa, de México.
No solo eso, nuestro país es el hogar de la mayor variedad de especies de esta familia en todo el mundo. En números más concretos, el territorio nacional es hogar de 913 taxones (entre especies y variedades) registrados, de las cuales 518 especies y 206 subespecies son endémicas, lo que significa que solo habitan en ciertas áreas con condiciones muy particulares.
De “fácil” cuidado, las cactáceas son favoritas de muchas personas.
Esta condición de endemismo provoca que su cuidado y reproducción fuera de sus sitios de origen sea muy complicado, y estos mismos hábitats se ven perjudicados por distintas actividades humanas, como el cambio de usos del suelo; la introducción de especies exóticas, y la colecta directa – en muchas ocasiones ilegal – de ejemplares.
Especies en peligro
Alrededor de 257 especies de cactáceas se encuentran bajo alguna categoría de riesgo: 24 están en peligro de extinción, 96 amenazadas, a 135 se les considera raras y dos están sujetas a protección especial. Una de las más destacadas es la biznaga barril, con el extracto de su pulpa se elabora el acitrón, un dulce tradicional mexicano que es ingrediente de platillos como el chile en nogada o la rosca de reyes.
Cuando este pan tradicional contiene acitrón, se afecta gravemente las poblaciones de las biznagas, a las que no se les permite recuperarse.
Un factor clave para el consumo responsable es el tiempo, debido al lento crecimiento de estas plantas. Diversas estrategias para protección han sido sugeridas e implementadas, entre ellas están la colecta y la preservación de semillas; el cultivo de plantas en invernaderos tanto con fines de investigación como económicos; la introducción de plantas a sus hábitats naturales, y fomentar el comercio legal.
Dentro de estas actividades también destaca la educación a la población con el fin de que valoremos su importancia y fomentemos su uso y consumo de manera sostenible.
¿Cactáceas tropicales?
Si bien la mayoría de las especies de esta familia se desarrollan en ambientes áridos y semiáridos, existen algunas, con adaptaciones muy distintas, que viven en ecosistemas tropicales. No solo eso, sino que además crecen como epífitas, es decir, crecen sobre troncos y ramas de árboles y arbustos principalmente, pero solo los usan como soporte, no los parasitan.
Rhipsalis baccifera es una de las múltiples especies epífitas dentro de esta familia.
Los cactus epífitos son de flores grandes y colores variados, se conocen como cactus orquídea, cactus de navidad, damas de noche, pitayas o pitayitas. A diferencia de sus primas desérticas, las cactáceas epífitas sí necesitan de mucha humedad para mantenerse saludables y debido a sus flores tan atractivas son de uso ornamental.
Suculentas, no solo por su sabor
Cuando decimos que una planta es suculenta no nos referimos a que tenga un sabor delicioso – aunque muchas cactáceas sí lo tienen con productos como nopales, tunas o xoconostle -, sino a que alguno de sus órganos se ha especializado para el almacenamiento de agua. Esto es de suma importancia para toda la familia, sean desérticas o sean epífitas.
Aunque de diferentes formas y tamaños, esta adaptación les permite resistir calor y almacenar agua.
Las hojas de la gran mayoría de las especies están ausentes o se han reducido drásticamente, esto les permite evitar la pérdida de agua por evapotranspiración, por lo cual la fotosíntesis se realiza en la superficie de los tallos.
Adaptaciones asombrosas
Esta pérdida de hojas es solo una de las adaptaciones que les ha permitido conquistar territorios que son inaguantables para cualquier otra planta, pero no es la única. Su metabolismo, conocido como “metabolismo ácido crasuláceo” o CAM, se caracteriza por realizar el intercambio gaseoso durante la noche, cuando la temperatura ambiental es más baja.
Esos “pelos” ayudan a la planta a resistir los embates del sol.
Las yemas de crecimiento están transformadas en una estructura denominada areola, a partir de ellas se desarrollan espinas, lana, cerdas y pelos, cuya función es de protección, tanto de depredadores como del medio ambiente, evitando el daño por la prolongada exposición a la radiación solar directa a la que se enfrentan.
Las cactáceas son de muchas formas, colores, olores y sabores. Son de suma importancia en sus ecosistemas, ya que debido a sus mismas adaptaciones sirven como alimento para mamíferos, aves, reptiles e insectos, además de refugio y hábitat de numerosas especies tanto animales como vegetales.
Para las comunidades humanas que viven en regiones áridas y semiáridas, las cactáceas son fuente de alimentación y económica, pero debido al lento crecimiento de las plantas, es de suma importancia que busquemos un cultivo sustentable de una de las familias de flora más importantes y relevantes en nuestro país.
Referencias: