En los vertebrados solamente dos grupos de animales tienen la capacidad real de volar, las aves y los murciélagos. Esta habilidad depende de múltiples factores que han evolucionado a lo largo del tiempo, como formas de ala, todo un sistema biomecánico que permita el vuelo como lo son músculos fuertes y modificaciones en las extremidades, etc.

El ala de los murciélagos, clave en la agilidad y diferencias del vuelo respecto a las aves, está formada por una extensión de piel, conocida como patagio, que se une desde el cuerpo con la mano – con dedos especialmente largos -. Sin embargo, el patagio no es exclusivo de los murciélagos – en aves también existe una estructura con este nombre – y diversos grupos de animales cuentan con un patagio.

A pesar de contar con esta estructura, el resto del cuerpo de estos animales no está adaptado para volar de forma activa como los murciélagos, en su lugar planean. El planeo se cree que pudo haber evolucionado para permitirles escapar de depredadores o poder moverse entre árboles sin tener que tocar el suelo, dándoles múltiples ventajas como evitar el gasto de energía y evadir peligros.

El ejemplo más conocido de estos animales probablemente sean las ardillas voladoras, pero diferentes animales, con relaciones evolutivas lejanas, también pueden planear distancias tanto cortas como largas. A continuación te presentamos algunas:

Ardillas voladoras

Alrededor de 50 especies de ardillas voladoras, pertenecientes a la tribu Pteromyini – una categoría taxonómica entre género y familia -, cuentan con la capacidad de caer con estilo, o planear. Para ello, su patagio se extiende a lo largo de su cuerpo desde la muñeca hasta los tobillos, durante el planeo extienden su cuerpo y van modificando su postura para poder tener cierto control, además que su cola les proveé estabilidad.

Estos animalitos cuentan con diversas adaptaciones que les proveen de mayor seguridad respecto a sus primos sin patagio.shabeerthurakkal /iStock

A diferencia de las ardillas “comunes”, las voladoras cuentan con antebrazos y algunas vértebras más largas, además de tener pies y manos más pequeñas. Esto dificulta su movimiento en cuatro patas, pero hace más eficiente el planeo y aterrizaje en otros árboles.

Colugos

También conocidos como lémures voladores, los colugos en realidad no son lémures. Ni voladores. De igual forma que las ardillas, son excelentes planeadores, pudiendo llegar tan lejos como 70 metros entre árbol y árbol. Solamente existen dos especies de colugos, el colugo malayo (Galeopterus variegatus) y el colugo filipino (Cynocephalus volans).

Si bien su nombre común es lemur volador, no son lémures en realidad.Cede Prudente /iStock

El patagio de los colugos se extiende a lo largo de su cuerpo desde los hombros hasta las patas delanteras, de ahí parte de los dedos de las manos hasta los dedos de los pies, de las patas traseras se extiende hasta la punta de la cola. Por si fuera poco, el espacio entre los dedos también cuenta con una membrana de piel. Esto les da una gran capacidad de planeo, misma que les sirve para buscar nuevos árboles en los cuáles alimentarse.

Lagartos dragón

Existen alrededor de 44 especies pertenecientes al género Draco, un grupo de pequeños reptiles que cuentan con la característica de poder crear alas de planeo increíbles, con las cuales pueden surcar grandes distancias, especialmente considerando su tamaño – no superior a 20 cm -. El vuelo es usado tanto para escapar de depredadores como para transportarse en busca de alimento.

A diferencia de los mitológicos dragones, el género Draco no cuenta con alas parecidas a las de los murciélagos.NeagoneFo /iStock

La forma en la que estos lagartos pueden planear es muy diferente a la de los mamíferos, su patagio se extiende a lo largo de las costillas torácicas. Así es, sus alas están formadas por sus costillas. Dichos huesos están elongados y sus músculos permiten que estas alas se abran para extender los patagios, mismos que son tomados con las patas delanteras para formar una superficie de vuelo muy eficiente.

Ranas voladoras

La capacidad de planear entre árboles ha evolucionado en dos familias de ranas, Hylidae y Rhacophoridae. Las adaptaciones y características morfológicas entre las ranas varía mucho, las hay desde las que solamente tienen membranas de piel entre los dedos, otras que cuentan con piel también en brazos y piernas, aquellas que cuentan con dedos de mayor tamaño y también quienes además cuentan con una proporción de peso inferior.

La rana voladora de Wallace puede ser la más famosa entre estas ranas.macro frog insect animal /iStock

La rana de Wallace (Rhacophorus nigropalmatus) es una especie muy vistosa que puede planear entre árboles o lanzarse directamente al suelo para escapar de las serpientes trepadoras o bien para cazar, su dieta consiste principalmente de insectos. Para ello la rana salta y abre todos los dedos, entre los cuales hay una membrana.

Peces voladores

Múltiples especies de peces pertenecientes a la familia Exocoetidae también pueden planear por medio de aletas con forma de ala que les permite surcar los cielos cerca del agua. Al contrario del resto de animales planeadores, los peces en realidad no caen y su planeo requiere de un esfuerzo más grande.

El beneficio de surcar los cielos podría ser proporcional al esfuerzo que requieren los peces para salir del agua.Gerald Corsi /iStock

El esqueleto de estos peces es más rígido de lo común, lo cual le proporciona ciertas ventajas aerodinámicas. Para salir del agua deben de nadar rápidamente y tras emerger extienden sus aletas, lo que les permite recorrer distancias considerables, además de incluso poder mantenerse más tiempo en el aire al atrapar corrientes de aire. Los expertos consideran que este comportamiento les sirve principalmente para escapar de depredadores.

Si bien el vuelo activo es una característica que solo dos grupos de animales pueden presumir, la habilidad de caer con estilo, o planear, es una que ha evolucionado en múltiples especies de animales, proporcionándoles de múltiples ventajas respecto a sus parientes que no pueden hacerlo.

Referencias:

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  • Jimmy A. McGuire, Robert Dudley. 2011. The Biology of Gliding in Flying Lizards (Genus Draco) and their Fossil and Extant Analogs. Integrative and Comparative Biology 51(6), pp. 983–990, DOI: 10.1093/icb/icr090
  • Sharon B. Emerson, M. A. R. Koehl. 1990. The interaction of behavioral and morphological change in the evolution of a novel locomotor type: “flying” frogs. Evolution 44(8), pp 1931-1946. DOI: 10.1111/j.1558-5646.1990.tb04300.x
  • John Davenport. 1994. How and why do flying fish fly? Reviews in Fish Biology and Fisheries 4, pp. 184–214.

Por Agencias