El músico estuvo ausente, prácticamente, en toda la niñez de Valentina
Paco Ayala, bajista de Molotov, se sincera y habla de una de las consecuencias más impactantes que tuvo al estar de gira constantemente, pues cuando su hija mayor creció, se acercó a él para pedirle a que fueran a terapia juntos, debido a que sentía una desconexión con él, derivada de las ausencias que vivió desde que era muy pequeña.
El músico y Heydee Hofmann, su esposa, estuvieron como invitados en el podcast «Auténtico», en el que hablaron acerca de su vida familiar, la cual han construído desde hace 22 años atrás, cuando sellaron su amor ante el altar.
La pareja recordó que se conocieron en 2001, en el «Bulldog Café», bar al que asistían frecuentemente y donde un amigo en común los presentó.
Ayala y Molotov vivían uno de los momentos más prósperos de su carrera, luego del éxito que significó para la banda el lanzamiento de su primer álbum y el estreno de su segunda producción, mientras que Heydee, bailarina de profesión, comenzaba a posicionarse como un rostro conocido en Televisa, donde trabajó por varios años.
Y aunque sus agendas ocupadas los limitaban de poderse ver con más frecuencia, Hofmann consideró que la clave para que se quedaran juntos, pese a los impedimentos, fue el hecho que, además de ser novios, eran los mejores amigos.
«Se dice fácil, pero la verdad yo creo que nuestra clave es que yo me casé con mi mejor amigo, que no es celoso, ni yo celosa, y nos tenemos mucha confianza y eso se ha mantenido, nunca me ha fallado, nunca me ha dado motivos», expresó.
Aunque reconoció que las épocas de ausencia, cuando el músico viajaba con su grupo a ofrecer giras mundiales, le fueron muy complicadas, sobre todo en principio, cuando contaba cada día que pasaba para que él estuviera de vuelta en casa.
«No es fácil casarse con alguien que es artista y nunca esté, sí la he pasado bastante difícil; cuando se iba, sufría, me queda sola, sólo contaba los días, le iba quitando al calendario, uno menos, uno menos, aprendes a vivir sola, a vivir con mis hijos, a hacer mis actividades, pero eso nos ha hecho más unidos».
Pero Heydee no fue la única que adoleció su ausencia, sino también sus hijos; Valeria (18 años), Maximiliano (15 años) e Isabella (7 años), pero sobre todo su primogénita, quien creció en la época en que Molotov estaba en su auge y viajaba por todo el mundo.
De hecho, Paco no estuvo presente en, prácticamente, en todo el embarazo.
«Iba a estar seis meses fuera, me tuve que ir a hacer la gira, y regresé y faltaban tres semanas para que diera a luz, yo regresé y era otra persona con la que había estado seis meses antes, yo estaba en shock, eran los nervios extremos, verla así, no saber si la ayudaba», se sinceró Ayala.
Mientras Valeria creció le afectó mucho que su padre no estuviera presente en sus festivales escolares o en sus cumplaeños, pues a pesar de que, cada que el músico volvía a casa, le llevaba obsequios, eso no compensó su ausencia, motivo por el que al crecer, entre sus 15 y 16 años, le pidió que fueran a terapia.
«En 2017 fuimos a terapia, lo sacó me dijo ´tengo una huella de abandono gruesa´, uno cree que regresando con un regalito ya, y no, realmente la calidad de tiempo en los hijos es indispensable y no te das cuenta», expresó.
El bajista reconoció que, antes de la terapia, su relación con Valeria era muy distante.
«Fue hace pocos años que conectamos, fueron muchos años perdidos, no había esa comunicación, no había relación hija/papá era un conflicto interno que no podía desamarrar».
Y aunque reconoce que le habría gustado tener más tiempo para estar en su infancia, compartió que, en la actualidad, tienen una unión muy especial con su primogénita.
Además, con Isabella, su hija de siete años, trata de reivindicarse, acompañándola en sus eventos escolares y ser más presente cada que no está de gira.