La tesis al respecto suele ser opuesta. La inteligencia artificial (IA) generativa es considerada un verdugo de la creatividad que crea atajos para la realización de productos, matando las verdaderas ideas y entregándonos a cambio resultados sintéticos, vacíos y carentes de sustancia. Así es, para muchos la IA llegó para ser una herramienta tramposa y vil, y su uso está satanizado al nivel de un plagio de propiedad intelectual.

En el mundo del cine, sobre todo, ha sido un tema de agitado debate durante los últimos años. Recordemos las huelgas de actores y otros gremios de la industria en 2023, luchando por sus derechos y por el valor de su talento frente a la amenaza de ser sustituidos por la IA. Todas estas preocupaciones son más que comprensibles. Sin duda es un tema que se debe regularizar para evitar consecuencias desastrosas.

Lionsgate y Runway: la unión entre la IA y Hollywood

Hace un par de semanas se anunció el acuerdo entre Lionsgate, uno de los grandes estudios cinematográficos de Hollywood, y Runway, una de las compañías de IA generativa text-to-video, image-to-video y video-to-video que han liderado durante los últimos meses el desarrollo de esta tecnología.


IA Hollywood clonar voz

Los actores de Hollywood podrán vender licencias a los anunciantes para que sus voces sean replicadas con IA a través de la plataforma Narrativ.


Lionsgate declaró que con esta alianza ahorrarán muchos millones de dólares en postproducción y efectos especiales. Esto sin duda supone un problema para las miles de personas que trabajan en estos departamentos, ya que sus funciones se están reinventando y lamentablemente solo los que se mantengan al ritmo de esta transformación serán los que sobrevivan y triunfen en una nueva etapa. Donde la IA será parte del día a día y no solo un aditamento cool o deseable.

Pero hoy no queremos hablar de la amenaza que ciernen estas tecnologías sobre la fuerza laboral de esta industria, sino evaluar objetivamente las consecuencias que este tipo de alianza pueden traer para la calidad del séptimo arte.

¿Qué supone este hito para la creatividad?

Volvamos al punto planteado en el título de este artículo. ¿Puede la IA generativa salvar al cine? Mucho antes de que se empezara a hablar de inteligencia artificial en todos lados, el cine comercial sufría una crisis creativa importante. El presupuesto de las grandes producciones estaba primordialmente enfocado en lo visual: grandes desplantes técnicos de efectos especiales, animación, postproducción. ¿Pero qué pasa con la historia? Hace mucho tiempo que el foco del cine comercial está en repetir fórmulas. Reboots, remakes, secuelas, precuelas, adaptaciones de libros, de series, de juguetes, de juegos de mesa… En fin, exprimir las propiedades intelectuales que ya han funcionado hasta que se agoten. Y una vez que eso suceda, volver a empezar con una nueva versión para la generación siguiente. Rara vez voltean a ver nuevas historias originales. El guión es lo de menos; entre más rápido puedan tener cualquier texto adaptado de algo más, más tiempo y presupuesto podrán dedicar a producir algo visualmente épico.

Basta echar un vistazo a los nominados de los premios de la Academia en los últimos quince años. La única categoría donde se ven ideas nuevas es en la de guión original. Y habitualmente se trata de películas “pequeñas”, con un presupuesto moderado, pero con historias que realmente nos sorprenden.


Inteligencia artificial vs creatividad humana

En esta segunda entrega de ‘PROMPTING’, la nueva columna de WIRED en Español dedicada a explorar los alcances de la IA, analizaremos si las herramientas de IA actuales están afectando nuestra capacidad creativa. Hemos comparado este fenómeno con el auge de CorelDRAW en los años noventa.


Ahora que los grandes estudios de producción ahorrarán millones de dólares en donde más invertían presupuesto y tiempo, quizá estamos frente a un cambio de paradigma. Por fin se podrá dedicar el tiempo y presupuesto adecuado a escribir y encontrar mejores historias. Esto revalorizaría el rol del guionista, que se ha ido dejando en segundo plano desde hace algunos años en el mundo del cine comercial.

Recordemos las grandes historias originales durante todo el cine del siglo XX. Había una genuina búsqueda de nuevas formas de contar y reinventar estructuras narrativas. No es que eso no exista hoy en día, pero se ha reservado a una especie de cine de autor, en la que en casi todos los casos el mismo director ha estado a cargo de escribir su película. Pero esta nueva era podría abrir la puerta a muchos más guionistas para vender sus historias a los estudios. Los ejecutivos podrían dedicar más tiempo a leer, analizar y comparar historias, dar retroalimentación a los creadores y llegar, gracias a la IA generativa, a un producto final de alta calidad en menos tiempo.

El guión cinematográfico como lenguaje de programación

A veces olvidamos que un guión cinematográfico, más allá de ser una obra literaria, es una herramienta de trabajo. Una serie de frases estructuradas con ciertas reglas de formato muy específicas para ejecutar tareas. Entre mejor escritas y estructuradas estén esas frases, más fiel será el resultado generado por el crew de producción a la idea original plasmada por el autor de ese escrito. ¿Suena familiar? Claro, mucho antes de que existieran los prompts como hoy los conocemos, el mundo del cine ya tenía un sistema de procesamiento de lenguaje natural. En pocas palabras, el formato de guión es un lenguaje de programación y cada una de sus páginas contiene una serie de prompts listos para ser interpretados y ejecutados por agentes que hasta ahora habían sido humanos, pero bien podrían ser máquinas.



Mucha gente cree que uno de los trabajos que morirán con la IA generativa es el de los guionistas. Pero en esta línea de pensamiento no es descabellado imaginar que en esta revalorización del guión, los mejores textos, escritos con el formato clásico, humano y preciso de siempre, puedan someterse al sistema híbrido humano-máquina en la producción cinematográfica. Para devolver entonces películas que respondan exactamente a ese guión. Qué tan artificial o carente de esencia sea el resultado, dependerá de qué tan bien o mal esté escrito ese guión por un humano.

¿Será que esta es una forma muy romántica y esperanzadora de ver lo que está por suceder con la IA generativa y el cine? Tal vez. Pero, sin duda, es uno de los caminos que puede tomar la evolución de esta industria, y una forma en la que tanto estudios como espectadores se podrían beneficiar de dicha tecnología.

Por Agencias

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