La tarea humanitaria de la Casa Franciscana de Guaymas en favor de migrantes centroamericanos y del Caribe chocó nuevamente con la Guardia Nacional en el municipio de Empalme, donde las autoridades realizaron un operativo contra indocumentados que viajan en el tren carguero.

Sandra Martínez, en representación de la Casa Franciscana, reclamó a las autoridades su intervención y pidió que no se hiciera uso de la fuerza en la intercepción de los viajeros que fueron interceptados en el sector Kilómetro 2 de este municipio.

La activista por los derechos de migrantes ya tuvo un altercado anteriormente con elementos militares que, incluso, la amenazaron señalándole hasta tres veces que «ya estaba en la lista», lo que ameritó el reclamo de organismos nacionales e internaciones de defensa de derechos humanos.

Esta tarde se dio un nuevo episodio entre las partes, cuando personal de la Casa Franciscana de Guaymas acudió al sector donde se detiene el tren, para llevar alimento, agua, ropa y medicinas, a quienes vienen procedentes de otros países con el propósito de llegar a Estados Unidos.

En el mismo lugar estaba un grupo de migrantes, hombres, mujeres y niños, rodeados por casi 20 elementos de la Guardia Nacional y una unidad de Migración, que acudieron al punto con el propósito de detener a los indocumentados.

Los migrantes suplicaron a las autoridades se les permitiera seguir su camino pues no le hacen daño a nadie y sólo buscan mejores condiciones de vida.

Sandra Martínez rogó porque  no se lastimará a las personas en situación migrante y reconoció que esta vez sólo podía hacer presencia y grabar para velar que no se les agrediera, pues ahora sí había personal del Instituto Nacional de Migración cumpliendo su función.

«Me siento frustrada, no podemos hacer nada, el gobierno no responde al llamado que hace Casa Franciscana; aquí tenemos la cuarta transformación, donde nuestros hermanos migrantes están siendo violentados por la Guardia Nacional y por el ejército», señaló.

Apuntó que los migrantes sólo van en tránsito, que no están haciendo nada indebido, sólo buscar una vida mejor; no hay sensibilidad en ningún lado.

La familia interceptada dijo que las autoridades sólo hacen el daño pues no sólo no los repatrian a su país, sino que los «avientan» en la frontera sur de México, donde se ven en dificultades para retornar a su tierra o reemprender el viaje rumbo al norte.

 

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Por Agencias