Una manera de entender el enfrentamiento entre el presidente y el Poder Judicial es a través de la trayectoria de Julio Scherer Ibarra, el poderoso y enigmático exconsejero jurídico de la Presidencia.

Durante la campaña, Scherer fue un personaje clave en el entorno de Andrés Manuel López Obrador. El presidente correspondió nombrándolo titular de la Consejería Jurídica del Ejecutivo Federal (CJEF) y dándole un enorme poder. Lo incorporó a las reuniones diarias del Gabinete de Seguridad y le entregó las estratégicas relaciones con el Poder Legislativo y Judicial. 

Un trienio después, el 31 de agosto de 2021, Scherer renunció al cargo sin dar ninguna explicación sobre su gestión. Su texto de despedida es una cortina de zalamero incienso que glorifica su relación de amistad con el presidente, quien le correspondió con una emotiva frase: “es como mi hermano”; si la vemos a la luz de otras revelaciones, es difícil saber si las palabras de López Obrador fueron elogio o crítica. De lo que sí hay indicios es de que la relación se enfrió, después de su salida, el presidente jamás volvió a mencionarlo en las mañaneras.

Un simpatizante de la 4T, Hernán Gómez Bruera se propuso explicar el misterio y publicó, en julio de 2023, el libro Traición en palacio. Ahí asegura que Scherer administraba una lucrativa operación para obtener litigios comprando o coaccionando a jueces. El autor incluyó en esa red al entonces presidente de la Suprema Corte, Arturo Zaldívar, entre muchas otras personas físicas y morales.

El libro es valiente, pero tuvo un impacto menor porque el andamiaje de documentación y verificación documental es deficiente, porque la mayoría de las entrevistas son anónimas y porque el autor no desarrolla el papel jugado por el presidente; lo exculpa presentándolo como víctima de la traición de Scherer.

No obstante, a principios de 2024, las reacciones a la tesis central del libro comenzaron a surgir. El pasado 13 de febrero una jueza capitalina aceptó la demanda interpuesta por El Heraldo Media Group contra el académico y periodista al que acusan de daño moral y exigen una indemnización de 15 millones de pesos.

Las personas tienen derecho a defender judicialmente su honor. Sin embargo, quien acusa puede fijar una cantidad como indemnización o dejar que el juzgador la determine. Cuando el monto de la indemnización exigida, como en el caso de Gómez Bruera, es desproporcionado se está ante el acoso judicial que busca amedrentar y atemorizar al demandado por el tiempo que dure el proceso que generalmente concluye cuando el caso llega ante la justicia federal que por lo general falla a favor del periodista.

El litigio por ese libro terminó entreverándose con la pugna entre el presidente y la Suprema Corte. Desde un primer momento, éste criticó lo elevado de los salarios de ese gremio, pero mantuvo su agresividad controlada porque, según explicó en febrero pasado, sus sugerencias eran atendidas cuando Arturo Zaldívar presidía la Suprema Corte. 

La relación del presidente y la Suprema Corte empeoró cuando su candidata a presidirla, la ministra Yasmín Esquivel, perdió la elección en enero de 2023. La seleccionada fue Norma Piña que, el siguiente 5 de febrero, decidió no ponerse de pie para recibirlo durante la Ceremonia de Conmemoración de la Constitución en Querétaro. El tono presidencial derivó hacia el encono. Poco antes del nombramiento declaraba tener “buena relación con el Poder Judicial”; después del relevo y de la ceremonia creció la exigencia de limpiar la “corrupción del Poder Judicial” y propuso la elección por voto popular de los jueces.

En abril escaló el choque cuando, gracias a una denuncia anónima, la Suprema Corte inició una investigación sobre Arturo Zaldívar y una red de corrupción en la cual aparece Scherer Ibarra. De ser el caso estarían validándose las tesis centrales del libro de Gómez Bruera y se abriría la posibilidad de entender mejor el papel jugado por el presidente en ese asunto. ¿Sabía el presidente, cuando condenaba la corrupción, que posiblemente tenía una conexión directa con Palacio? Por ahora, lo único evidente es que hay una crisis sin precedente entre la presidencia y la Suprema Corte y que es una historia en la cual participa e interviene un sector importante de la clase gobernante.

@sergioaguayo

Colaboraron Sebastián Rodríguez y Mariana Escobar Sánchez

Por Agencias