Si bien los autos eléctricos ya son una alternativa ecológica a los autos de combustión interna, no son todavía una opción económica, puesto que su precio es aún muy alto. Ante este inconveniente, académicos de la Escuela Superior de Cómputo (Escom) y del Instituto Politécnico Nacional (IPN), trabajan en el proyecto “Modernización sustentable de un automóvil”. Su meta es convertir un vehículo, cuyo motor transforma en energía mecánica la energía química de un combustible fósil (gasolina, diésel) en uno cuyo motor se alimente de electricidad contenida en una batería recargable y más accesible en costo.

Los motores eléctricos en lugar de motores de combustión interna. Estos motores convierten la energía eléctrica almacenada en la batería del vehículo en energía mecánica para propulsar el automóvil.INSTITUTO POLITÉCNICO NACIONAL/ ESCOM

La conversión se hizo en un carro año 2002, se le retiraron las partes mecánicas, como sistemas de encendido, enfriamiento, distribución, lubricación y alimentación, ductos de escape y el motor, donde se encuentra la mayoría de los mecanismos para la tracción del vehículo (carburador, inyectores, válvulas, cigüeñal, etc.), conservando el sistema eléctrico, que resulta funcional para los efectos de la conversión.

Al sustituir los componentes mecánicos por sus equivalentes eléctricos, en el compartimiento del motor se incorporó una estructura metálica; bajo ella se instaló el motor eléctrico y encima se colocó el componente que sustituye al carburador y a los inyectores de un motor de combustión interna y que ahora es adonde se distribuye la energía desde el banco de baterías, canalizándola al motor eléctrico.

El banco de baterías, instalado en la parte trasera del coche, le da a este una autonomía de hasta 80 kilómetros de recorrido a una velocidad promedio de 50 kilómetros por hora, con la posibilidad de incrementar esa capacidad para mayores trayectos. El cargador de la batería puede conectarse a cualquier toma de corriente y deja de consumir energía una vez completada la carga.

En lo concerniente al sistema de frenado, se mantuvo el original, implementándole solo un mecanismo para activarlo. También se conservó la dirección hidráulica mecánica, porque una vez puesto en marcha el vehículo, se mantiene normal.

Una de las buenas ventajas del motor eléctrico es que, a diferencia de uno de combustión, no requiere servicios de mantenimiento por desgaste, tal como el cambio de aceite o limpieza de inyectores.

Como un extra, se desarrolló e instaló una computadora a bordo que, por medio de mensajes de voz, informa al conductor si el freno de mano está puesto, si una puerta o la cajuela no están bien cerradas o si el vehículo está listo para arrancar, entre otras indicaciones, avisos y alertas de funcionamiento y seguridad. Además, en un pequeño display LCD, diseñado y colocado exprofeso, puede visualizarse el nivel de carga del banco de baterías o el estado de los sensores.

Los autos eléctricos tienen el potencial de reducir significativamente las emisiones de gases de efecto invernadero y la contaminación del aire en comparación con los vehículos de combustión interna.iStock.

En el plan —se desarrolló en cinco años, y una vez adquiridos los componentes, se concretó en tres meses, aprovechando la infraestructura del plantel— participan los ingenieros Ismael Cervantes de Anda, Alberto Jesús Alcántara Méndez y Raúl Santillán Luna, académicos de la Escom, y alumnos de la propia escuela que con ello realizan sus trabajos de titulación.

Según el ingeniero De Anda, en el proyecto “se propone que el parque vehicular deje de ser fuente de contaminante por medio del cambio de combustible fósil, que se utiliza, por la energía eléctrica, para disminuir considerablemente la emisión de partículas contaminantes al medio ambiente”.

Asimismo, “se pretende que la población que no tiene la posibilidad económica de adquirir un vehículo eléctrico, pueda convertir su propio auto a un costo accesible, incluso menor al de un automóvil convencional nuevo”, concluye el académico.

Por Agencias