La Ciudad de México alberga, sólo en el territorio capitalino, a más de 9 millones de habitantes. Sin considerar la población que viene a trabajar a la ciudad, según las cifras más recientes del INEGI, la capital mexicana es una de las más densamente pobladas del mundo. En un lugar tan atiborrado de gente, parecería increíble que todavía hay espacios de silencio, donde transcurren canoas de madera y la gente se dedica a la tierra. Pero sí existe: a lo largo de 128 canales de agua pluvial, se extiende aún hoy Xochimilco.

Además de las hordas de gente y automóviles que tapan las arterias de la capital, en el extremo más al sur de la Ciudad de México todavía hay garzas, tilapia y diversas especies de ranas endémicas. Conocido desde hace siglos como “el lugar de las flores”, Xochimilco fue el sostén alimentario de la capital mexicana durante siglos. Pero, ¿qué tanto de esa bonanza de antaño se conserva en la actualidad? Aquí te contamos.

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El lugar de construcciones biosostenibles

Vista aérea de los canales agrícolas de Xochimilco, desde donde se aprecian las chinampas.Joaquín Enríquez / Pixabay

Los xochimilcas fueron la primera de las 7 tribus nahuatlacas en establecerse en el Valle de Anáhuac, donde actualmente está la Ciudad de México. Específicamente, en el cerro sagrado de Cuahuilama, donde fundaron su primera ciudad. La llamaron Xochimilco, que viene de tres palabras en náhuatl antiguo:

Xochil, que se traduce como flor

Mil, que hace alusión a las milpas, o los campos de cultivo locales

• —co, que es el sufijo de localidad

Visto de otra manera, Xochimilco se traduce como “el lugar de las milpas en flor”. De hecho, el emblema actual de la alcaldía es justamente eso: un islote con una florecita emergiendo de la tierra, explica el historiador Octavio Contreras Borceguí. No es casualidad: una de las características de la tierra en este lago, incluso hoy, es lo fértil que es.

Por lo cual, milenios atrás, los xochimilcas desarrollaron un sistema agrícola único en su tipo: la chinampería. De acuerdo con la Universidad del Claustro de Sor Juana (UCSJ) en la CDMX, son “una especie de armazón que servía como extensiones artificiales de tierra”. Con base en lodo, carrizo, zacate y hojas, se armaban bioconstrucciones autosostenibles, que se mantenían a arraigadas con las raíces de los ahuejotes, árboles largos que servían como anclas.

Las trajineras son balsas típicas que los xochimilcas usan para transportar flores, plantas, mercancía e incluso a sí mismos a través de los canales.Julieta Julieta / Unsplash

Naturalmente, la base orgánica de las chinampas permitía que las cosechas fueran abundantes a lo largo de todo el año. El sistema de riego de las chinampas también estaba integrado al lago, por medio de apantles: zanjas artificiales que llevaban agua a los islotes. Por eso, también, Xochimilco fue la base alimentaria del Imperio Mexica durante siglos.

Incluso desde la época precolombina, los xochimilcas se transportaban a sí mismos y a sus mercancías con trajineras. Éstas son balsas de madera que sirven para ‘el trajín’ —o el ir y venir— de bienes y personas a través de los canales. En aquel entonces, se concebían como canoas de trabajo, por lo que no tenían un diseños vistosos. Hoy en día, después de milenios del inicio de este sistema de canales artificiales, el panorama ha cambiado.

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Xochimilco, lugar de flores y de fauna

Tradicionalmente, las trajineras turísticas tienen nombre propio, y están ricamente vestidas con flores y papel maché.Roberto Carlos Román Don / Unsplash

Mariachis, mercaderes, mujeres con canastos de flores y tamales: los canales de Xochimilco sostienen a esa amplia diversidad de negocios. Todos ellos se mueven a través de los 128 canales del lago con trajineras adornadas con pompa y lujo, como se muestra en las imágenes. En la actualidad, la población se sostiene principalmente del turismo, ya que, desafortunadamente, la chinampería ha caído en desuso.

A pesar de ello, hay diversos proyectos sociales que promueven la recuperación de este sistema agrario único en el mundo. “La chinampería es una tecnología en la que se utilizan de manera óptima todos los recursos naturales”, documenta la UCSJ. Los microorganismos y nutrientes viven y se reproducen en la misma tierra de los islotes, manteniendo así la fertilidad del sistema entero.

No sólo eso: estos islotes biosostenibles también son hogar de diversas especies de aves, anfibios y salamandras. La más reconocida es el ajolote, o monstruo de agua, que está en peligro de extinción por la introducción de especies invasoras al lago de Xochimilco. Devolverle el vigor a la chinampería también implica revitalizar la biodiversidad de este ecosistema endémico de la capital mexicana.

Por Agencias