Luis Estrada compaginó la investigación con una extensa labor de divulgación.Dirección General de Comunicación Social, UNAM.

En 1974 se convirtió en el primer mexicano en recibir el Premio Kalinga, un reconocimiento internacional a la labor de divulgación de la ciencia. Posteriormente recibieron este premio los mexicanos muy conocidos como Jorge Flores Valdés (1992), Julieta Fierro (1994) y René Raul Drucker (2011). También se le concedió a Luis Estrada el Premio Nacional de Divulgación de la Ciencia de la Sociedad Mexicana para la Divulgación de la Ciencia y la Técnica, A.C. (SOMEDICYT) en 2011.

Sin embargo, no es sencillo encontrar información sobre Luis Estrada porque su labor pasó desapercibida para muchos.

Ahora son muy conocidos varios divulgadores científicos como Julieta Fierro, Antonio Lazcano, Enrique Gánem, Ruy Pérez Tamayo… Pero en la década de los 60s y 70s no era tan común en México tener un interés por compartir la ciencia con la sociedad.

Luis Estrada fue divulgador cuando todavía no existía el debate sobre qué es y qué no es la divulgación de la ciencia y cómo se diferencia de otras disciplinas parecidas como la difusión, la comunicación, la popularización y la vulgarización científicas, entre otras. Su objetivo fue sacar la ciencia del ambiente exclusivo de la comunidad científica y llevarla a un público más general.

En aquella época no había una especialización o una maestría para aquellas personas que quisieran dedicarse a la divulgación. Se aprendía a divulgar divulgando.

Su vocación científica comenzó, como la de muchos otros, motivada por la curiosidad y las ganas de entender. De niño, lo que más curiosidad le producía era lo relacionado con la tecnología y la electricidad. En la escuela le maravilló que, ante un problema matemático aparentemente sin solución, su profesor encontró una elegante respuesta.

Cuando en 1950 inició sus estudios de Física en la UNAM todavía no existía Ciudad Universitaria, estudió en pleno centro de la Ciudad de México. Entres sus profesores estuvieron Carlos Graf y Marcos Moshinsky. Después, pasó a ser ayudante de investigador en el Instituto de Física, pero, con la sensación de que todavía le faltaba mucho por aprender, se marchó al Instituto Tecnológico de Massachusetts con apoyo de la UNAM. Al volver a México, compaginó la investigación y la docencia con la formación de nuevos científicos.

En aquella época surgió su interés por hablar de ciencia a un público general. En 1967 se convirtió en el editor del Boletín de la Sociedad Mexicana de Física y fundó junto con otros compañeros la revista Física. En 1970 se convirtió en el jefe del Departamento de Ciencias de la Dirección General de Difusión Cultural de la UNAM. Entonces, la revista Física pasó a llamarse Naturaleza y se publicó durante 15 años. En ese departamento se realizaban talleres de divulgación, así que probablemente ahí se formaron algunos de los primeros divulgadores mexicanos.

Para Estrada la ciencia era una disciplina más dentro de la cultura y, por ello, intentaba que esta formara parte de la cultura general de un país que aún no lo sentía así. También consideraba que, para hacer ciencia, se debe tener una actitud crítica, tolerante, plural y amplia, y que la apertura y la libertad son el camino para generar nuevo conocimiento. Ambas consideraciones siguen muy vigentes hoy día.

Una de sus múltiples aportaciones a la divulgación de la ciencia es cienciorama una plataforma que recopila artículos de divulgación generados en un taller de la UNAM de escritura creativa.

Referencias:

Luis Estrada, de la física nuclear a padre de la divulgación de la ciencia en México, Agencia Informativa Conacyt 

Por Agencias