El sueño de México de convertirse en el cuarto mayor exportador mundial de gas natural licuado (GNL) está en duda, ya que los financieros se están acobardando y los desarrolladores están retrasando las decisiones finales de inversión.

Los proyectos de GNL más importantes del país apuntan a importar gas natural a través de gasoductos desde las abundantes reservas de gas de esquisto de Estados Unidos y licuarlo en terminales a lo largo de la costa del Pacífico. Luego planean exportar el gas a mercados asiáticos ávidos de energía, sin que los barcos tengan que atravesar el Canal de Panamá.

A medida que aumentan las preocupaciones políticas en ambos lados de la frontera, casi todos esos proyectos enfrentan retrasos en sus cronogramas iniciales. 

En Estados Unidos, la administración Biden ha pausado la emisión de permisos para las exportaciones de GNL a países con los que Estados Unidos no tiene un tratado de libre comercio (TLC). 

Si bien los proyectos mexicanos más grandes ya cuentan con autorizaciones del Departamento de Energía de Estados Unidos (DoE) para exportar gas natural de origen estadounidense, esas aprobaciones expiran en los próximos años y es poco probable que las instituciones financieras proporcionen financiamiento a menos que se otorguen extensiones.

En México también hay crecientes preocupaciones sobre la seguridad energética, ya que Estados Unidos suministra al país al menos el 75% de su gas natural. Durante una tormenta invernal en 2021, el norte de México sufrió graves cortes de energía cuando se cortó ese suministro. La posibilidad de una segunda presidencia de Donald Trump está exacerbando esas preocupaciones debido a sus anteriores políticas energéticas de “Estados Unidos primero”, que priorizaban la producción y el suministro de energía nacional.

Además, los analistas dicen que bajo la administración entrante de la presidenta electa Claudia Sheinbaum, la empresa estatal de servicios públicos de México, CFE, podría preferir usar gas natural para alimentar las propias industrias y plantas de energía del país, en lugar de trabajar con desarrolladores extranjeros para exportar el gas al exterior. 

Retrasos en proyectos destacados

El proyecto de GNL más emblemático de México es la planta Saguaro Energía,  de 14.000 millones de dólares, que desarrolla Mexico Pacific  en Puerto Libertad, estado de Sonora. La empresa no ha cumplido su objetivo de realizar una inversión de capital en el primer semestre de este año. 

Si bien el proyecto ha conseguido acuerdos de compra con importantes empresas energéticas, como ConocoPhillips, Shell, Woodside y ExxonMobil, el permiso no-TLC para la instalación de tres trenes y 15 Mt/a (millones de toneladas por año) vence en diciembre de 2025. ConocoPhillips dijo este mes que la FID se había retrasado por la incertidumbre de los permisos.

El proyecto también requerirá la construcción de oleoductos largos y costosos en ambos lados de la frontera.

“México Pacífico prevé lograr un FID en 2024”, dijo a BNamericas una vocera de la empresa, sin especificar cuántos trenes se aprobarían.

Mientras tanto, la empresa energética estadounidense Sempra ha retrasado el inicio de las operaciones comerciales de Energía Costa Azul (ECA) en el estado de Baja California del verano de 2025 a la primavera de 2026, citando dificultades laborales. La demora añadirá otros US$300 millones al coste del proyecto, que inicialmente se estimó en unos US$2.000 millones.

La primera fase del proyecto tendrá capacidad para producir 3,25 millones de toneladas anuales de GNL y ya cuenta con acuerdos de compraventa a 20 años con TotalEnergies y Mitsui. La segunda fase podría añadir 12 millones de toneladas anuales de capacidad de exportación si Sempra aprueba la ampliación.

Las dificultades de Sempra en la Fase 1 de ECA no son un buen augurio para el destino de la Fase 2 ni del proyecto Vista Pacífico de la compañía, más al sur, en la costa del estado de Sinaloa. Vista Pacífico, que no ha recibido una FID, tendrá una capacidad de exportación de alrededor de 3 millones de toneladas anuales. 

La instalación de exportación Amigo que está desarrollando LNG Alliance, con sede en Singapur, en el puerto de Guaymas, Sonora, también parece haber encontrado un obstáculo. La FID que se esperaba para julio aún no se ha materializado.

El proyecto Amigo, que cuenta con un permiso no comercial del Departamento de Energía que vence en 2027, exportará 4,2 millones de toneladas anuales de GNL en un primer tren, con potencial para agregar un segundo tren de 3,6 millones de toneladas anuales. Amigo originalmente esperaba enviar su primer envío de GNL a Asia en el segundo trimestre de 2026, pero ahora parece poco probable que cumpla con el plazo del Departamento de Energía.

Mercados regionales

En mayo, Big River Energy, con sede en Houston, y sus socios mexicanos  solicitaron la aprobación del Departamento de Energía para exportar GNL a países del TLC desde una planta propuesta de 4 millones de toneladas anuales en Manzanillo. El proyecto, Gato Negro Permitium Uno, comenzó el proceso de obtención de permisos en México en junio de 2022. Los desarrolladores dicen que, además de exportar GNL, podrían vender algo de gas natural para el consumo dentro de México. 

El proyecto Gato Negro parece estar retrasado. Los desarrolladores solicitaron originalmente una autorización de 20 años al Departamento de Energía, con vigencia a partir del inicio previsto de las operaciones comerciales en septiembre de 2027. En una  presentación complementaria en agosto, solicitaron que la aprobación sea “vigente a partir de la fecha de la primera exportación bajo esta autorización y finalice el 31 de diciembre de 2050”.

Por otra parte, las empresas energéticas con sede en Houston Pilot LNG  y GFI LNG se están uniendo para desarrollar una terminal de GNL en Salina Cruz, en el estado de Oaxaca.

La empresa conjunta de GNL a pequeña escala Salina Cruz producirá 0,34 millones de toneladas anuales de GNL. Se espera que la FID se lleve a cabo en el segundo semestre de 2025 y que las operaciones comiencen a mediados o fines de 2027.

Salina Cruz LNG utilizará gas mexicano en lugar de gas de Estados Unidos. Abastecerá los mercados de combustible, transporte y generación de energía de América del Norte y Central, en lugar de los mercados de exportación asiáticos a los que apuntan los proyectos de GNL más grandes de México.

Otro proyecto de GNL enfocado en los mercados regionales es la terminal de GNL offshore de 1,4 millones de toneladas anuales en el Golfo de México que la empresa energética estadounidense New Fortress Energy puso en funcionamiento en julio. Ubicada frente a la costa de Altamira, la terminal ha realizado su primera entrega de GNL a una planta eléctrica operada por CFE. También enviará cargamentos a mercados como Puerto Rico. 

Por Agencias