Uno de los instrumentos médicos más utilizados es el catéter, ya sea para introducir un fármaco, drenar un líquido o conectar algún dispositivo al cuerpo de los pacientes. Y aunque su inserción es de manera instantánea, suele ser una experiencia dolorosa, sobre todo para los más pequeños.
A fin de aminorar esa molestia e incluso hacer ameno para niños y niñas ese difícil momento, a la diseñadora industrial Nadia Alejandra Rodríguez Cerda se le ocurrió desarrollar un modelo de pluma para la colocación de catéter venoso, por el cual ganó el Premio IMPI a la Innovación 2023, otorgado por el Instituto Mexicano de la Propiedad Intelectual.
Egresada de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), la licenciada Rodríguez Cerda explica que “el proyecto nació en 2019 y lo comencé a trabajar a partir de experiencias con algunos familiares pequeños que era complicado que recibieran tratamientos médicos por diversas situaciones. Siempre he creído que los infantes pueden soportar el dolor más que los adultos, pero considero que el brindarles soluciones a problemas en el área pediátrica para que sobrelleven con un poco más de alegría los problemas de salud que están pasando es muy satisfactorio”.
A decir de Nadia Alejandra, la idea de llevar a cabo este proyecto se reforzó al entrevistar a médicos y enfermeras de hospitales y clínicas del estado de Nuevo León, quienes declararon percibir el miedo y dolor de los infantes al realizar el procedimiento de colocarles un catéter para suministrarles un medicamento o extraerles sangre.
Por su parte, Óscar Alejandro Ramírez Franco, profesor de la UANL y asesor del proyecto, considera que éste “es novedoso en el sentido de que no estaba aplicado a este tipo de procedimiento médico. La idea del modelo industrial no altera la introducción del catéter a la mano o al brazo, porque los pasos son los mismos; sin embargo, al tener esta abeja tipo juguete para montarse sobre la aguja se juega con la parte emocional del infante, a fin de que no tenga tanto miedo, mejorando su experiencia”.
El también diseñador industrial añade, “este trabajo lo que busca es que los pequeños pierdan el temor al mencionado procedimiento clínico, por lo que la idea también es facilitarles la labor a las enfermeras y médicos para que el infante complete su tratamiento y sea menos doloroso para él”.
De acuerdo con las características del proyecto, el “juguete” tiene la forma de una abeja cuyo nombre es Buzzy. Está fabricado en inyección de plástico para garantizar su higiene y facilitar su limpieza. Mide 80 milímetros de alto y 30 milímetros de ancho, y su uso se recomienda para niños de entre tres y cinco años.
En torno a los parámetros de la experiencia con el modelo, en lo tocante a la seguridad, aumenta la confianza del paciente durante el procedimiento; en cuanto a la participación, el infante se siente parte del mismo; respecto a la apariencia, la forma es agradable y llamativa para los pequeños, y en lo relativo a la comunicación, fomenta el diálogo entre paciente y médico. Por lo pronto, el diseño de este modelo industrial ya está registrado ante el IMPI, en espera de que alguna empresa del sector médico se interese en fabricarlo para su comercialización en hospitales y clínicas infantiles.