En la universidad una de las parejas más melosas de la facultad tenía la misma, aunque pequeña, discusión al menos una vez a la semana, ella no quería que él se le acercara, mucho menos besara o abrazara, mientras oliera a sudor.
Pero estando en los torneos de futbol de la facultad, era inevitable sudar. Después de los partidos, él inmediatamente corría a abrazarla – para festejar o ser consolado – mientras ella ya tenía el desodorante listo para echárselo, como si fuera mosquito. Y es que por mucho que lo quisiera, no aguantaba su olor.
Un agradable olor es uno de los muchos requisitos que algunas personas tienen a la hora de elegir una potencial pareja, ya que lo relacionamos a una buena salud e higiene, por ello usamos desodorantes, perfumes u otras fragancias.
Curiosamente, este comportamiento no es exclusivo de nosotros y un ejemplo lo tenemos en una especie de polilla que usa perfume para tener más probabilidades de éxito con su potencial pareja.
El amor inicia en la nariz… o receptores olfativos
El olor es una característica que depende de diversos compuestos químicos, en nuestro caso se debe tanto a alimentos que consumimos como a la biota que reside en nuestra piel, sin que tengamos mucho control sobre ello – a menos que sea la intención -.
Pero en otras especies sí que hay cierto control, durante la época de apareamiento, machos y hembras se comunican por medio de feromonas. De acuerdo a Tristam Wyatt de la Universidad de Oxford, estas son “señales químicas que promueven la comunicación entre miembros de una misma especie y provocan una reacción conductual en el individuo receptor.”
Las feromonas pueden indicarle al sexo opuesto la “calidad” del que las desprende, por ejemplo, si está sano o bien alimentado. De esta forma son realmente los individuos con feromonas de mejor calidad los que suelen ser elegidos para aparearse.
En el caso de las polillas los receptores olfativos están en sus antenas. Cuando es la época de apareamiento las hembras desprenden sus feromonas con un gran alcance – de cientos de metros – para atraer a los machos, estos al estar cerca de la hembra – a centímetros – desprenden las propias y ellas eligen quién será el afortunado en pasar sus genes a la siguiente generación – este es otro tipo de selección sexual -.
Perfume para “lucir” mejor
La composición química de las feromonas de largo alcance – de las hembras – es más conocida que la de corto alcance – de los machos -, por ello un grupo de investigadores se dio a la tarea de analizar a polillas del tabaco (Chloridea virescens) para saber qué contienen las de ellos y si hay algún factor que le ayude a la hembra a elegir.
Gracias a una técnica de análisis para compuestos químicos conocida como cromatografía de gases, los investigadores conocieron a detalle el contenido de las feromonas masculinas.
Algunos compuestos eran producidos por los machos que se asemejan a los de las hembras, otros son producidos exclusivamente por ellos, pero un tercer tipo les llamó la atención, eran compuestos secundarios y derivados hormonales de plantas, destacando el salicilato de metilo (MeSA).
Este compuesto es producido por plantas cuando son atacadas por patógenos y herbívoros como un mecanismo de defensa, su presencia en los machos entonces le señalaría a las hembras que son capaces de atacar a la planta y resistir.
A palabras de Coby Schal, profesor de entomología de Blanton J. Whitmire en la Universidad Estatal de Carolina del Norte y uno de los autores del estudio, “esta interacción les da a las hembras una idea de la historia de un macho en particular.”
Las hembras tienen una gran preferencia por el salicilato de metilo ya que cuentan con receptores específicos en sus antenas. Experimentalmente esto se comprobó reduciendo las cantidades de MeSA de los machos, lo que afectó negativamente sus probabilidades de aparearse.
Los machos incorporan este compuesto por medio de su dieta tanto cuando son orugas alimentándose de hojas como cuando son adultos alimentándose de néctar. Los machos entonces aprovechan esta preferencia por el MeSA para convencer a la hembra de aparearse.
Estas polillas nos demuestran que el olor es de suma importancia para el éxito reproductivo de muchas especies. Si bien no existen evidencias claras de que los humanos detectemos feromonas, un ejemplo de la relevancia del olor la da la pareja de la facultad.
Al final no duraron mucho más tiempo y curiosamente sus siguientes parejas parecían ser una respuesta directa a sus viejas discusiones, ella con un chico que más peinado y perfumado no podía estar, y él con una chica que parecía más le gustaba mientras más sudado estuviera. Cada quien pa’ su cada cual.
Referencias:
- ABC. 2023. Revelado el afrodisíaco que usa la polilla macho: se impregna de un ‘perfume’ de plantas. Consultado el 7 de febrero de 2024.