Japón es una tierra especial no sólo por su milenaria historia y costumbres fascinantes, sino también por la forma en que concibe su industria del entretenimiento. Sus reality shows son extraños, a veces crueles, y tienen una legión de seguidores sobre todo fuera de sus fronteras. Algunos pueden llegar a ser en extremo demandantes tanto a nivel físico como mental. Sirva de ejemplo la historia de Nasubi: el streaming más perturbador de la historia de la televisión japonesa.
Corría el año 1998 cuando a las pantallas del país asiático llegó un programa llamado Susunu! Denpa Shōnen. Se trataba de un reality show transmitido por Nippon TV, donde los participantes realizaban diversas pruebas para obtener un importante premio.
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En ese programa había un desafío conocido como Denpa Shōnen teki Kenshō Seikatsu (o “Denpa Shōnen’s Prize Life”). Su concursante más famoso fue Tomoaki Hamatsu, quien era un conocido comediante en aquella época que después de un sorteo ganó el derecho a formar parte del programa.
Tomoaki, de tan sólo 22 años, fue trasladado hasta el lugar del concurso en medio del invierno japonés y con los ojos vendados para que no viera la ubicación de su futura vivienda. El objetivo era que el concursante viviera aislado del resto de la sociedad. Sólo tenía derecho a interactuar con el equipo de producción del programa, mientras su vida era transmitida en vivo para todo el país nipón. Casi como si se tratara de un Truman Show de la vida real.
Un extraño objetivo
Hamatsu, mejor conocido en Japón como Nasubi (que en español significa berenjena), vivió encerrado en una habitación donde tenía los servicios básicos para sobrevivir: agua corriente, calefacción y electricidad. Permaneció encerrado por 335 días en una habitación donde sólo habían una mesa, una pequeña cocina, un baño, un estante con revistas y algunos objetos más. Antes de comenzar el programa, la producción obligó a Hamatsu a despojarse de su ropa. Sus partes íntimas quedaban ocultas con la figura de una berenjena.
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Además de aguantar el encierro, la misión de Nasubi era realmente extraña. Tenía que participar en sweeptakes, una especie de concursos o sorteos incluidos en las revistas que Nasubi tenía en su poder. El joven tenía que enviar los sobres con los requisitos para entrar a los sorteos de variados premios. La recompensa serían 1 millón de yenes (unos 10 mil dólares estadounidenses).
Un encierro complicado
Todo Japón fue testigo de las condiciones infrahumanas en las que Nasubi vivía. Sólo bebía agua, por lo que comenzó a bajar de peso drásticamente. Después de superar algunos de los sorteos de las revistas en los que participó, obtuvo algunos premios como sobres de azúcar que añadió a su dieta.
Después de ello se alimentó de bolsas de arroz crudo y comida para perros. Realmente las condiciones físicas y mentales eran muy adversas para el joven concursante. Un ejemplo de ello es cuando Nasubi comenzó a socializar con un muñeco de peluche que ganó en uno de los concursos de las revistas.
Los premios que le llegaban a Nasubi en su encierro no le servían de mucho: ropa interior femenina, un videojuego, alimentos difíciles de cocinar, entre otros. Sin embargo, el joven los recibía con buen humor y bailaba frente a las cámaras para mostrar su alegría. Estos gestos en compañía de su cada vez más extrema delgadez eran difíciles de ver.
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Sin duda, la participación del joven comediante puso a prueba su fortaleza mental y física para soportar el duro encierro, la soledad, el aburrimiento y la vida sedentaria. Durante el tiempo que duró el programa, todos los días el concursante saludaba a la cámara por las mañanas y era visible que luchaba por mantener el optimismo. Las imágenes son conmovedoras al mismo tiempo que perturbadoras.
Cuando los paparazzi y los medios conocieron el sitio donde el joven estaba encerrado, los productores del programa tuvieron que cambiar al joven de locación. Para este momento, Nasubi lucía el pelo largo, una barba descuidada y las uñas largas.
Cambio de sede y más condiciones complicadas
Después de que el joven alcanzó la meta que le imponía el programa, lo llevaron a Corea del Sur para celebrar su logro en un centro de entretención. Después, Nasubi fue vendado otra vez y puesto en una habitación similar a donde estuvo durante más de 300 días. La producción le dijo que debía alcanzar el monto necesario en premios para obtener su boleto de avión de regreso a Japón.
Nasubi no se acobardó y alcanzó las metas que le impusieron. No había nada más qué hacer para retenerlo: el joven regresó a su país de origen. Ya en su nación natal, lo llevaron en secreto hasta un estudio de televisión para presentarlo en público. El joven estaba sorprendido, al mismo tiempo que feliz, por haber vencido la adversidad.
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Su vida volvió a la normalidad, no sin quedar con ciertas secuelas tras el encierro. Por ejemplo, tuvo algunos problemas para socializar de nuevo con sus semejantes y le costó unos 6 meses volver a acostumbrarse a llevar ropa puesta.
Por su parte, el show fue cancelado por orden del gobierno, quien alegó que el trato era una tortura para los concursantes.
Este es el momento en el que Nasubi regresó a Japón:
Puedes ver este video: Nasubi being congratulated after reaching his final goal
Fuentes: