A lo largo de la historia han existido múltiples asesinos seriales que cometieron sus delitos a plena luz del día en la comodidad de sus hogares, en sitios como sótanos, bodegas, áticos, entre otros. Lo peor del caso es que nadie sospechaba nada, y cuando eventualmente los capturaban, los vecinos se decían desconcertados e incrédulos, “era una persona amable”, “lucía como cualquiera de nosotros”.

Y es que es casi instintivo que de la gente “agradable a los ojos”, esperemos solo cosas buenas, nadie quiere creer que alguien con cierta belleza estética o comportamiento podría cometer actos atroces. Pero esto no solo pasa con los seres humanos, en la naturaleza otro claro ejemplo de animales bonitos pero con un macabro comportamiento son los llamados pájaros carniceros.

Por pura apariencia uno no se imagina lo que hacen estas hermosas aves.drferry-iStock

Diferentes familias, mismo nicho ecológico

Existen múltiples especies de pájaros carniceros agrupados incluso en diferentes familias, es decir, su comportamiento evolucionó prácticamente igual aunque no están relacionados entre ellos ni habitan las mismas áreas geográficas, lo cual vuelve un poco más impactante un comportamiento tan particular en el reino animal.

Las especies de la familia Artamidae son de los pájaros cantores más grandes, y se encuentran en la región de Australasia – que comprende Australia, Nueva Zelanda e islas vecinas del océano Pacífico. Por su parte, la familia Laniidae – cuyo nombre se deriva de la palabra latina para “carnicero” – habita en la región de Eurasia y África.

Las alrededor de 40 especies de pájaros carniceros cuentan con picos ganchudos, semejantes en forma – aunque no en tamaño – a los de aves de presa como las águilas, lo cual revela su tipo de dieta.

Estas aves son insectívoras en general, aunque también pueden llegar a cazar pequeños reptiles y mamíferos; aunque, algunas especies pueden capturar presas más grandes que ellos.

Cuando estas aves cazan, llevan a su presa a sitios muy particulares dentro de su territorio, lugares donde puedan empalarla. Cual si fuera una película de terror, estas aves dejan de esta forma a sus presas – en ocasiones vivas – para poder alimentarse de ellas tanto en el momento como posteriormente. Omitiendo este acto digno de Drácula, esta conducta de resguardar el alimento para su futuro y más tranquilo consumo no es algo raro en animales depredadores.

Aunque desde una perspectiva humana esto parezca cruel, es el comportamiento cotidiano de estas aves.Andyworks /iStock

Pero, la razón de su nombre no se debe al empalamiento como tal, sino a que, como un carnicero que va desmembrando y obteniendo distintos cortes para cocinar, estas aves regresan a consumir solamente porciones de sus presas, dejándolas en una suerte de almacén al aire libre, al cual puede regresar cuando tenga hambre.

Sin embargo, este comportamiento tan macabro y particular no solamente tiene como función la alimentación y almacenamiento, los machos también lo hacen como un atractor de posibles parejas, mostrando de esta forma tanto su calidad como cazador, como la calidad de su territorio. Esto es evidente debido a que durante la época de apareamiento es más frecuente ver presas empaladas.

En realidad los pájaros carniceros no son tan selectivos de las estructuras que utilizan para su “almacén”, cualquier cosa suficientemente puntiaguda o que impida el movimiento y caída de la presa les es útil, como pueden ser espinas, bifurcaciones de ramas, grietas en árboles, o, en el caso de las especies que viven cerca de asentamientos humanos – especialmente de las especies de Artamidae -, rejas, alambre de púas o semejantes.

Los alcaudones o verdugos– como también se conoce a las especies de la familia Laniidae – son aves muy territoriales, posándose en lugares donde son visibles para vigilar su territorio y disuadir a posibles competidores. En las especies que son migratorias, durante sus migraciones deben de procurar sitios tanto de apareamiento como de alimentación, por lo cual la competencia puede ser muy fuerte.

Este comportamiento es tan importante como el despliegue visual de otras especies.bereta /iStock

Cuando pensamos en aves que son temibles cazadores, solemos pensar en águilas o halcones, animales con potentes garras, temibles picos, y en los que su belleza no oculta las armas con las que cuentan. Pero con los pájaros carniceros, su apariencia no nos da el menor indicio de un comportamiento que solo imaginamos o en historias de terror o en la mente de lo peor que la humanidad puede ofrecer.

Sin embargo, así como esos vecinos buena onda, amables y agradables a la vista que resultan ser asesinos brutales, las múltiples especies de estas aves son tan hermosas como son brutales en sus formas de almacenamiento de presas, alimentación y cortejo, pero a diferencia nuestra, lo hacen sin ninguna malicia.

No cabe duda que no hay que dejarse llevar por las apariencias, ni la de otros humanos ni la de otros animales.

Referencias:

Por Agencias