¿Cuál es el felino más grande de América? Pregúntale a quien quieras – bueno, tal vez no a un biólogo – y lo más probable es que te van a decir que el imponente jaguar, símbolo de poder y fortaleza en las culturas prehispánicas y el mayor depredador terrestre en el continente, mismo que lamentablemente se encuentra en riesgo de extinción.

Si planteas el mismo cuestionamiento pero para África, la respuesta podría ser el león, incluso algunos perdidos tal vez digan que los guepardos. Ahora ubica al felino más grande en Asia y el tigre es la respuesta que cualquier persona daría. Pero todos quienes te respondan cualquiera de estas opciones están en un error, ¿por qué?

Son grandes, son imponentes, pero en cuanto a ser el felino más grande, los jaguares en realidad no participan.kwiktor /iStock

Debido a que, en realidad, estos reyes de sus respectivos ambientes no son felinos. Para poder explicar el por qué has vivido engañado toda tu vida tenemos que hablar de la taxonomía de estos animales y sus primos, los gatos.

¿Y qué es la taxonomía?

A los seres humanos nos encanta agrupar las cosas, nos gusta tanto que existen vocaciones dedicadas exclusivamente a ello. En Biología existe una rama de estudio en la que la labor de los científicos es agrupar a los seres vivos y otorgarles un nombre único, se le conoce como taxonomía.

Para ello los taxónomos han recurrido a diferentes técnicas y criterios, todos adecuándose a los conocimientos de la época. En sus inicios la forma de clasificar a los organismos se basaba en cosas tan sencillas como si era planta, animal o mineral, y claro, muchas de ellas eran erróneas de acuerdo a los parámetros actuales.

Con el tiempo, el estudio cada vez se hacía más complejo y detallado, y existían múltiples criterios para la descripción y nombramiento de los seres vivos, lo que era un problema para la comunidad científica, pues un mismo organismo podía tener distintos nombres en función del lugar donde fuera estudiado, exactamente como lo que ocurre actualmente con los nombres comunes – en un jardín botánico pide que te vendan un lirio y te van a sacar todo un catálogo -.

Esto cambió gracias a Linneo, quien en 1735 creó un sistema universal de clasificación en el que los seres vivos se agrupan en categorías taxonómicas, partiendo de lo general a lo particular, estas son Reino, Filo, Clase, Orden, Familia, Género y Especie. Además, si es necesario pueden haber también categorías intermedias, como subfamilias, infraordenes, subespecies, etc.

Este grupo de animales poseen una de las siluetas más fácilmente reconocibles del reino animal.aydinmutlu /iStock

Los nombres científicos, nombres únicos en todo el mundo que recibe cada especie, abarcan solamente el género – escrito con mayúscula – y la especie. Ambos se escriben en cursiva, a diferencia de las otras categorías. Un par de ejemplos, hablando de los animales que nos atañen, son Panthera onca, el jaguar, y Felis silvestris catus, el gato doméstico– que en este caso su nombre específico se compone de tres partes debido a que es una subespecie.

A lo largo de los años la clasificación de Lineo ha sido reorganizada, aumentada y mejorada para establecer parentescos más certeros gracias a las nuevas evidencias que han surgido de técnicas innovadoras como el análisis genético. Esto ha permitido, a su vez, establecer relaciones evolutivas en las que podemos inferir cuándo dos especies divergieron a partir de un ancestro común.

Ahora que sabemos esto, entonces sí podemos responder, ¿por qué un jaguar no es un felino?

Entre felinos y félidos

De acuerdo a las reglas de nomenclatura, cuando una familia recibe su nombre se le debe agregar el sufijo “-idae”, mientras que a las subfamilias se agrega -”inae”. Los gatos y jaguares pertenecen a la familia Felidae, por lo que cuando nos referimos a este tipo de animales lo correcto es decir “félidos”.

La familia de los félidos a su vez se divide en dos subfamilias, Felinae, los “felinos”, y Pantherinae, los “panterinos”. Felinae comprende poco más de 30 especies repartidas en doce géneros, cinco de gatos, el lince, el puma, el serval, el caracal, el manul y el guepardo. Por su parte, Pantherinae agrupa solamente a dos géneros, Neofelis y Panthera que en total abarcan a solamente siete especies de animales.

Una de las características principales que diferencia a los grandes y pequeños félidos, es decir panterinos y felinos, es que los primeros pueden rugir, mientras que los otros no, solo ronronean, así es, el puma no ruge.

Esta capacidad se debe a estructuras existentes en el aparato fonador de los panterinos, con excepción del leopardo de las nieves (Panthera uncia). No es que este animal, el más pequeño de la subfamilia, no cuente con las estructuras necesarias, sino que sus cuerdas vocales están reducidas.

Así que ahora ya lo sabes, el jaguar no es el felino más grande de América porque taxonómicamente hablando no es lo mismo félido que felino, de esta forma este hermoso animal ni siquiera podría entrar al concurso.

Referencias: