En 1991, Arturo Ripstein y Paz Alicia Garciadiego tomaron la historia dirigida por Arcady Boytler en 1934 y la colocaron en los años 90 para darle una nueva visión a una de las historias cinematográficas más fuertes que se han contado. La mujer del puerto estaba lista para salir, pero, en aquellos años, los encargados de autorizar el estreno de la misma lo negaron porque “no representaba los valores culturales del país”.

Veintidós años después, la cinta dirigida con Ripstein verá mañana la luz por primera; los creadores creen que el panorama social que hoy vive México es el mejor momento para mostrarla.

Es una película que hicimos por revancha, como todas las que hacemos, casi. Pero sí, particularmente por revancha. La película anterior nos la habían prohibido ya que íbamos a empezar la filmación y fue un problema porque ahí estaba, pero no se podía distribuir y teníamos rabia, mucha rabia contra un mundo en donde te sientes sobajado por el funcionario que te dice ‘esta película no enaltece los valores de la patria’, ese tipo de cosas nos habían dicho.

Entonces, esta sensación de rabia del statu quo, hablábamos de cómo el cine de la época de oro del cine mexicano había contribuido en una parte muy importante con la idealización de México como país, en donde el campo era la Arcadia rural y las casas en la ciudad todas tenían una escalera redonda de donde bajaban cuatro adolescentes felices que tenían pleitos por cuál zapato se ponían y nada más, eso es la fabricación de un mundo que en la infancia nos hicieron creer que si nos portabamos bien íbamos a pasar al primer mundo”, compartió Garciadiego, guionista.

En aquellos años, el cine mexicano estaba teniendo un nuevo despertar donde justo rompía con los estereotipos creados por la época de oro y mostraba las situaciones sociales de una manera más frontal y cruda.

Yo no había visto la película de Boytler, y se me ocurrió hacer una Mujer del puerto, pero con nuestra óptica, con el churrigueresco horrendo y hermoso, en México le decimos chamagoso, una película así y puerquita, ahí empezó. Y todos los elementos que utilizó Boytler quisimos transformarlos en algo explosivo, en sucio, en incorrecto en el sentido actual del término correcto, es una película incorrecta, por fortuna”, explicó Ripstein.

Esta versión de La mujer del puerto, en las palabras de sus creadores, es una película que rompe con todo sin miedo, que cuestiona, señala y expone la realidad y hasta se vuelve inmoral que molesta a la hipersensibilidad que se vive en estos tiempos.

Nos hemos convertido en un mundo de mojigatos y quejosos, es espantoso, a mí me chocan, entonces, esta película va contra las buenas conciencias”, puntualizó Garciadiego.

Es una película rupturista, más o menos buscado, pero logrado, porque uno cree que filma lo que filma, pero resulta lo que resulta y a veces es un abismo entre lo que uno piensa que va a ser y lo que es. Y sí, en este caso lo que queríamos era fastidiar ligeramente, y a este mundo mojigato lo va a fastidiar un poquito más”, concluyó el cineasta.

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Con Información de Excelsior