Cuando Bruce Wayne tomaba la decisión de enfrentar el crimen como un vigilante nocturno, decidió que debía adoptar un símbolo, algo que cuando la gente lo viera o escuchara de él infundiera miedo en sus corazones. Adoptó de esta forma el manto del murciélago.
Y es que en múltiples culturas, los murciélagos están relacionados con multitud de supersticiones negativas y brujería. No sólo eso: diversos autores religiosos asociaron al Diablo y los murciélagos, situación que incluso llevó a la hoguera a mujeres que se les acusaba de brujas por vivir cerca de nidos de murciélagos. Las connotaciones negativas persisten en la actualidad, lo que provoca que estos mamíferos voladores puedan ser lastimados por el miedo y desconocimiento.
Fuera de los significados sobrenaturales están otras problemáticas reales, de las cuales, más que responsables, ellos son víctimas. Los murciélagos pueden ser reservorios de diversos virus, sin efecto en ellos, pero que podrían ser causa de enfermedades zoonóticas cuando el virus pasa de animales a humanos y sí causa enfermedad -.
Sin embargo, a pesar de que esta problemática se da más por la invasión del ser humano a su territorio, la destrucción de su hábitat y además la cacería que distintos grupos ejercen sobre las poblaciones, en ocasiones para consumo de carne y otras tantas como remedio medicinal, es a los murciélagos a quienes se les asigna toda la culpa.
Protectores nocturnos
Puede que los murciélagos no combatan el crimen como Batman, pero la cantidad de servicios ecosistémicos que prestan los convierte en uno de los grupos con más importancia ecológica en cualquier ecosistema en el que habiten sus más de 1300 especies.
Por ejemplo, cuando hablamos de polinización la especie que suele estar al centro de la conversación es la abeja europea (Apis mellifera). ¿Cómo podría no estarlo? Es un insecto bombachito, de colores llamativos, que baila para comunicarse, etc., características que nos describen a un animal carismático.
Su papel como polinizadores suele ser opacado por las connotaciones negativas y el desconocimiento.
Pero en esta conversación se deja de lado a múltiples especies de insectos, aves y mamíferos. En México, un análisis de la dieta de murciélagos nectarívoros encontró que tan solo 11 especies de estos mamíferos se alimentan de al menos 370 especies de plantas, siendo diversas especies de agave de las más importantes, económica, social y hasta culturalmente, debido a la producción del tequila.
Mientras que algunas especies se encargan de la polinización, otras tantas se encargan de la dispersión de semillas por medio de su dieta, estos son los murciélagos frugívoros, como el más grande del mundo, el zorro volador filipino (Acerodon jubatus). Tanto las especies frugívoras como las nectarívoras contribuyen de enorme manera a la dispersión de plantas y potencialmente a la reforestación y recuperación de ecosistemas alterados.
Combatiendo el mal
Por si fuera poco existe otro hábito alimenticio en este fascinante grupo, que son los animalívoros, tanto insectívoros como carnívoros. Estos últimos se pueden alimentar de aves, pequeños vertebrados e incluso otros murciélagos, algo que seguramente alimentó el folclor amazónico donde se habla de un murciélago que decapita a sus víctimas, este podría ser el caso del falso vampiro Vampirum spectrum.
La relevancia de esta dieta en las actividades humanas se da principalmente en la agricultura.
Los murciélagos insectívoros –cuya dieta en realidad es más amplia y existen múltiples evidencias para renombrarlos como artropodofagos– cumplen con la importantísima función ecosistémica de control de plagas. Alrededor del mundo existe una diversidad de cultivos de suma importancia tanto alimentaria como económica, como maíz, algodón, arroz, frijol, entre otros, que se verían seriamente afectados sin la presencia de los mamíferos.
Pero ¿qué hay de Drácula?
Los vampiros, seductores de doncellas, chupadores insaciables de sangre, que se pueden convertir en enormes murciélagos a voluntad, popularizados por la literatura fantástica y los cuentos de exploradores que regresaban a Europa del Nuevo Mundo hace cientos de años; a pesar de su prevalencia en múltiples culturas su distribución en realidad es “limitada”.
Aunque las historias de vampiros afectan negativamente la percepción de los humanos sobre los murciélagos en todo el mundo, sólo existen tres especies de murciélagos hematófagos –que se alimentan de sangre– y las tres se encuentran solamente en América, desde México hasta Argentina. Dos de ellas se alimentan de animales pequeños, mientras que solo una se alimenta de animales de mayor tamaño.
Cazados, temidos, vistos como símbolos de infortunio y más recientemente como vectores de letales enfermedades, pocas han sido las culturas que han valorado y apreciado la importancia de los murciélagos en los ecosistemas en los que viven.
Los científicos del mundo no solo buscan conocer las relaciones aún sin explorar de estos fantásticos animales, sino también educarnos sobre todos los beneficios que aportan, porque aunque no lo parezca son héroes, guardianes silenciosos, nuestros amos de la noche.
Referencias:
- Alan Sieradzki & Heimo Mikkola. 2022. Bats in Folklore and Culture: A review of historical perceptions around the world. IntechOpen. DOI: 10.5772/intechopen.102368
- Stephanie Ortega-García & Romeo A. Saldaña-Vázquez. 2022. Synthesis of knowledge of the plant diet of nectar-feeding bats of México. Therya, 13(3). DOI: 10.12933/therya-22-1165
- Samuel Oporto, et al. 2015. Diversidad y composición de murciélagos frugívoros en bosques secundarios de Tabasco, México. Revista Mexicana de Biodiversidad, 86(2). DOI: 10.1016/j.rmb.2015.04.009
- Marco Riccucci & Benedetto Lanza. 2014. Bats and insect pest control: a review. Vespertilio, 17, pp 161-169.