Los insectos han estado en la dieta del ser humano desde hace muchísimos años, aunque para muchos siguen resultando extraños y poco atractivos; pero hay investigadores, agencias internacionales y demás actores sociales que los consideran la dieta del futuro.

Cuando era niña, mi abuela decía que llegaría el día en que comeríamos cucarachas; porque la comida disponible no sería suficiente para la cantidad de gente que habitaría este planeta. Creo que mi abuela vaticino que los bichos serían considerados una buena alternativa alimentaria; aunque no por las razones que ella pensaba. Sin embargo, la entomofagia es una práctica que tiene una historia muy antigua.

Meyer-Rochow afirma que fue Fritz Simon Bodenheimer quien en 1951 publicó uno de los primeros libros sobre el tema llamado Insects as human food, por lo que se le considera el pionero en poner la entomofagia en la mira científica; puesto que por vez primera había una encuesta global sobre insectos como comida, presentada y discutida en un contexto histórico.

La entomofagia, es decir, el consumo de insectos, es una práctica milenaria que se identifica especialmente en Asia, África y América, en poblaciones rurales que tenían a la mano algunas especies de insectos para su consumo. Los insectos son el grupo animal más grande en el planeta, puesto que constituyen las cuatro quintas partes del reino animal, muchos de ellos se consumen en estado inmaduro. Existen fuentes muy antiguas que testifican el consumo de langostas del desierto, como es el caso del Corán, en el que se cuenta que eran una fuente de las fuentes disponibles de alimento, en la Biblia, el mismo Moisés (quien se cuenta que condujo al pueblo de Israel a través de las aguas del Mar Rojo) las decretó como un alimento apto, según el libro de Levítico; y al parecer unos 5000 años atrás también fueron el manjar de los reyes asirios.

En Mesoamérica, las diversas culturas que ahí habitaron, eran conocedoras de la naturaleza y tenían contacto directo con ella, por lo que tenían entre sus opciones alimentarias algunos insectos endémicos. La Dra. Julieta Ramos cuenta que, en el Códice Florentino, aquel que fue escrito por Fray Bernardino de Sahagún alrededor de 1521, se identifican 96 especies de insectos comestibles en la Cuenca de México y alrededores; esto, según Enrique Vela, tiene que ver con la diversidad de ecosistemas en la que estos animales pueden sobrevivir.

A pesar de que existe una idea generalizada de que los insectos pueden entrar en la categoría de lo no comestible e, incluso, asqueroso, en México se han registrado 531 especies de insectos comestibles, y 3169 alrededor del mundo; es decir, hay una gran variedad y, por supuesto que hay gente que no le hace el fuchi a esta opción de comida. Los insectos más consumidos son los que se conocen como insectos sociales, que son los que cuentan con poblaciones más numerosas, cuya localización y recolección resulta sencilla, y que se encuentran presentes de manera evidente en el ecosistema en el que habitan; ejemplos de los insectos sociales son las hormigas, las abejas, las moscas, etc. También están aquellos de tipo gregario, es decir, que vive en comunidad o agrupado con otros congéneres, tal como los chapulines; los que se pueden recolectar en el sitio de agregación como los gusanos de maguey, los escamoles, y otros; o aquellos que son considerados plagas, como las langostas. 

Los insectos más consumidos son los llamados insectos sociales, además de los gregarios y algunos que son considerados plagas.Shutterstock

Actualmente también existe lo que se ha dado llamar granjas de insectos, que son lugares destinados a la cría, reproducción y engorde de insectos con diferentes fines, como la elaboración de harinas, de comida para otros animales o para la alimentación humana. Investigadores de la Universidad Veracruzana se han dedicado últimamente a la reproducción y la cría de gusano de la harina (Tenebrio molitor) y la cucaracha de Madagascar (Gromphadorhina portentosa), también se han dedicado a realizar talleres a partir de los cuales concientizan a los asistentes de las cualidades positivas de los bichos para consumo humano.

Si bien, los insectos en México se han consumido en guisos, salsas, moles y, por supuesto, tacos; actualmente se encuentran también en tamales, panes, barras nutritivas, botanas, dulces y otras opciones más de comida; esto, debido a que poco a poco más especialistas en gastronomía y nutrición se han dedicado a innovar en la presentación de estos animalitos.

Desde hace algunos años se ha considerado a los insectos como una fuente sostenible de proteína, y que incluso puede ser mejor a la de la carne que muchos de nosotros aún consumimos, lo que los hace más saludables; asimismo tienen altos contenidos de vitaminas, fibra y minerales, si se comparan con los pescados o la carne de ganado. El consumo de insectos se considera una opción alimentaria para el futuro, en el que, según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), la población llegará a los 9 000 millones de seres humano; y en el que el cambio climático impactará de tal manera que otros recursos disminuirán y estarán muy comprometidos como para poder mantener la producción de proteína animal derivada del ganado. Así que, ¿te animas a probarlos? Ya lo decían Timón y Pumba: “viscosos pero sabrosos”. 

Referencias

Por Agencias