Sudán en llamas: ¿por qué este país africano vive una crisis de violencia 



Zainab, una madre sudanesa con cuatro hijos, lleva más de 30 horas sin dormir por el sonido de las explosiones y de los disparos que retumban en su barrio desde la mañana del sábado, cuando comenzaron los enfrentamientos entre el Ejército y el grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR). Su vida y la de sus hijos son su mayor prioridad, y eso le impide descansar. El miedo a que un proyectil caiga “encima de la cabeza” de uno de sus niños puede con ella.

“Desde el inicio de los combates no he podido dormir”, dice Zeinab a la agencia EFE, visiblemente agotada y “harta” de que los militares de su país no den un respiro a la población, que malvive desde hace décadas debido a los conflictos y disturbios que azotan a Sudán periódicamente, sin descanso.

Los combates entre el ejército sudanés y las FAR iniciaron el sábado 15 de abril. Se trata del primer brote de este tipo desde que los dos grupos unieron fuerzas para derrocar al presidente Omar Hassan al-Bashir, el 11 de abril de 2019.

Los enfrentamientos han dejado, hasta el momento, más de 185 muertos y al menos 1,800 heridos, de acuerdo con el jefe de la misión de la ONU en el país, Volker Perthes.

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¿Dónde está Sudán?

Sudán se encuentra en el norte de África. En el norte, colinda con Egipto y con el mar Rojo al noreste, con Eritrea y Etiopía al este, con Sudán del Sur al sur, con la República Centroafricana al suroeste, con Chad al oeste y con Libia al noroeste. El río Nilo cruza el país de sur a Norte.

¿Qué pasa en el país?

El conflicto enfrenta al jefe del ejército, el general Abdel Fatah al Burhan, líder de facto del país, y su número dos, el general Mohamed Hamdan Daglo, conocido como “Hemedti”, jefe de las Fuerzas de Apoyo Rápido (RFS).

Desde el sábado no han cesado los tiroteos y la aviación apunta, en pleno centro de Jartum —la capital de Sudán—, al cuartel general de las RSF, un grupo de exmilicianos que participó en la guerra de la región de Darfur y luego se convirtió en refuerzos oficiales del ejército.

“Burhan está bombardeando a civiles desde el aire, le perseguiremos y le llevaremos ante la justicia”, declaró en inglés el general Mohamed Hamdan Daglo, de las RSF, en Twitter.

Los principales puntos calientes se concentran en la capital sudanesa, Jartum, donde está en disputa el aeropuerto internacional —que suspendió sus operaciones el mismo sábado—, además de la sede de la Comandancia de Operaciones del Ejército, el Palacio Presidencial y otras bases militares.

El lunes seguía siendo imposible saber quién controlaba qué. Ninguno de las dos partes ha comunicado sus pérdidas.

Sin embargo, el Ejército protagonizó este lunes una de sus mayores conquistas, al retomar la sede de la Corporación de Radio y Televisión pública de Sudán, después de que la señal televisiva se cortara el domingo por la tarde por el asedio del grupo paramilitar.

Médicos y organizaciones humanitarias advirtieron que en algunas zonas de Jartum la electricidad y el agua están cortadas y que hay cortes de electricidad en los quirófanos.

El cierre de las carreteras y la peligrosidad de moverse por las calles han provocado que los profesionales de la salud no puedan desplazarse hasta los hospitales, que han alertado de una falta de personal importante que les impide operar en condiciones.

Los pacientes, algunos de ellos niños, y sus familias “no tienen comida ni agua”, declaró una red de médicos prodemocrática.

“La mayoría de los heridos son civiles que quedaron atrapados en el fuego cruzado. Entre ellos hay muchos niños. Tienen lesiones de extrema gravedad y, hasta el sábado por la tarde, no había capacidad quirúrgica en este hospital”, dijo Cyrus Paye, coordinador del proyecto de Médicos Sin Fronteras (MSF) en El Fasher, Darfur del Norte, de acuerdo con un comunicado de la organización.

Dos griegos resultaron heridos en Jartum y unas 15 personas están encerradas en la iglesia ortodoxa de la ciudad, sin poder salir a causa de los combates, dijo el arzobispo metropolitano de Nubia y todo Sudán, monseñor Savvas, que está dentro la iglesia.

La ONU, que había propuesto el domingo una tregua humanitaria de unas horas, se declaró “extremadamente decepcionada” por el hecho de que los beligerantes no la hubieran respetado, y denunció el lunes la “intensificación de los combates”.

El Programa Mundial de Alimentos (PMA) suspendió el domingo la ayuda tras la muerte de tres miembros de su personal en los combates de la provincia de Darfur (oeste), a pesar de que más de un tercio de los 45 millones de sudaneses necesitan ayuda humanitaria.

Estos niveles de violencia son muy inusuales para la capital de Sudán, aunque el país ha vivido varios años de inestabilidad política.

“Es la primera vez en la historia de Sudán desde su independencia [en 1956] que hay tal nivel de violencia en el centro, en Jartum”, dijo a la AFP Kholood Khair, fundador del centro de investigación Confluence Advisory en Jartum.

La capital “siempre ha sido el lugar más seguro de Sudán” pero ahora “hay combates por todas partes, incluso en zonas densamente pobladas, porque los beligerantes creen que un elevado número de muertos civiles disuadirá al otro bando”, añadió.

También se están desarrollando también intensos combates en el oeste del país, específicamente en la castigada región de Darfur, donde las FAR tienen una gran presencia.

Y es que el grupo paramilitar nació de las milicias Yanyawid, acusadas de cometer matanzas y violaciones masivas en el conflicto de tintes étnicos de Darfur (2003-2008), que segó más de 300,000 vidas y obligó al desplazamiento forzado de cientos de miles de personas.

También en Darfur, el enviado de Naciones Unidas denunció que en las últimas 48 horas las oficinas y almacenes del PMA, Unicef y de otras agencias de la ONU “han estado en el fuego cruzado, han sido saqueadas y destruidas”, algo que calificó de una “gran transgresión”.

¿Por qué surgió el conflicto?

Al Burhan es el dirigente de facto de Sudán desde el golpe de Estado de octubre de 2021. Nacido en Gandatu, un pueblo situado en el norte de Jartum, el general de 62 años se alzó como una de las pocas figuras que generaba consenso para liderar el país.

Excomandante del ejército durante el mandato del derrocado dictador Omar al Bashir, Al Burhan pensaba contar con la lealtad de su segundo, el general Mohamed Hamdan Daglo, conocido también como “Hemedti”.

Ambos protagonizaron el golpe que en octubre de 2021 puso fin a la transición de Sudán hacia un gobierno civil.

Los dos generales tienen desacuerdos sobre la dirección que debe de tomar Sudán y la propuesta de una transición hacia un gobierno civil.

Los combates del fin de semana siguieron a las crecientes tensiones por la integración de las RSF en el ejército. El desacuerdo sobre el cronograma para eso ha retrasado la firma de un acuerdo respaldado internacionalmente con los partidos políticos sobre la transición a la democracia.

Miembros de las RSF fueron redistribuidos por el país, una medida que el ejército interpretó como una amenaza. Esto es lo que desencadenó la violencia entre los dos bandos.

La situación en el país africano es cada vez más inestable, y el Ejército asegura que todos los intentos de diálogo con las RSF —grupo que ha sido disuelto y declarado como milicia rebelde— “han fracasado”.

No está claro quién inició las hostilidades el sábado, pero sí que una confrontación prolongada puede hundir a Sudán en un conflicto generalizado mientras lucha frente el colapso económico y la violencia tribal, descarrilando los esfuerzos para avanzar hacia las elecciones.

En Sudán, los problemas económicos se acumulan: el embargo de la época de Al Bashir vino seguido de la pandemia de Covid-19 y ahora, otras crisis humanitarias como la de Ucrania aumentan el precio de los alimentos y entran en competencia directa por la recepción de ayudas.

Asimismo, varios organismos internacionales, entre ellos la ONU, han intentado mediar, sin éxito entre las partes para alcanzar un alto el fuego que ponga fin a la disputa por el poder entre el líder de las Fuerzas Armadas y el comandante de los paramilitares.

¿Hay mexicanos en Sudán?

De acuerdo con la Secretaría de Relaciones Exteriores de México, hay nueve personas mexicanas en Sudán, con quienes ha mantenido contacto por medio de la Embajada de México en Egipto.

“Ante la escalada del conflicto y debido al riesgo que se corre en las calles de Jartum y otras ciudades de Sudán, se ha recomendado a las personas mexicanas permanecer en sus domicilios hasta que la situación permita su salida segura del país”, indicó la dependencia en un comunicado.

Con información de AFP, EFE y Reuters

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